El carruaje fantasma
El carruaje
fantasma
Góticas tenebrosas (6): Amelia Edwards 2ª
parte.
Perdido en el
páramo inglés
“Los
hechos que voy a narrar son reales. Me sucedieron a mí, y siguen apareciendo en
mi memoria como si hubiesen ocurrido ayer. Pero ya han pasado veinte años desde
aquella noche. Durante ese tiempo solo he contado la historia a otra persona”.
Esta
reconocida escritora y que ya ha aparecido por este silencioso blog, es una reconocida
escritora gótico victoriana, que se merece muy mucho el paso por estás líneas.
Amelia Edwards y su carruaje fantasma se merece estar encabezando esa gloriosa
lista formada entre otros por personajes como Poe, Lovecraft, Le Fanu y otros
tantos de su estirpe, una mujer que debería ser mucho más divulgada de lo que es,
destacando en un campo que para muchos, parece ser que está dominado por los
hombres, pero no siempre es así.
Durante
un noche fría de diciembre un cazador perdido en el páramo inglés quiere
encontrar el camino de regreso a casa, deseando llegar al dulce hogar para
estar con su mujer, ya que es un hombre recién casado, y está preocupado por
ella, no quiere que piense que le ha pasado algo malo durante la jornada de caza.
En
largo camino que le queda por recorrer se encuentra con un viejo sirviente, que
le llevará hacia una alejada e ignota residencia, donde será admitido por el
dueño, hombre con fama de poco sociable, un viejo y loco investigador desterrado
por la comunidad científica debido a sus extraños estudios, que se acercan
bastante al “mundo oscuro” que al real, dándole todo tipo de explicaciones
al respecto, pues tiene una gran inteligencia.
Al
cesar la nevada, le indica el camino en donde podrá coger un carruaje que le
llevará hasta casa, mediante un oscuro y tenebroso camino, rodeado de misterios
y una particular leyenda (que en verdad es una realidad), donde le sucede un encuentro
y también un accidente bastante paranormal, uno que casi le cuesta la vida, y
que da lugar a los acontecimientos que está contando, que sucedieron veinte
años atrás, aunque para muchos de sus oyentes lo consideran un “pensamiento
irreal”, algo producto de la fiebre y de ese insólito accidente que, vuelvo
a repetir da lugar a esta gótica historia.
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