La cencerrada
La
cencerrada – (Blasco Ibáñez)
Corto de café: Lo que mal empieza mal acaba.
Noche de bodas
Cuentos valencianos (3):
“Todos
los vecinos de Benimuslim acogieron con extrañeza la noticia. Se casaba el tío
Sento, uno de los prohombres del pueblo…”
Cuando
uno se entera que hay boda se alegra, porque las bodas siempre son una buena
noticia, pero en este caso parece ser que la noticia no ha caído muy bien entre
la gran mayoría de habitantes del pueblo, porque el tío Sento, uno de los
mandamases de la localidad, y por tanto sobrado de dinero y viudo, se va a
casar con Marieta, una de las mozas más guapas del lugar, que pertenece a una
familia humilde.
“Todo el
pueblo sabía que Marieta tenía un novio, Toni ‘el Desgarrat’, un vago que había
pasado la niñez con ella correteando por las viñas, y
ahora, al ser mayor, la quería con buen fin, esperando para casarse que le
entrasen ganas de trabajar y perder la costumbre de beberse en la taberna los
cuatro terrones de su herencia en compañía de su amigo, el dulzainero Dimóni,
otro perdido, que venía a buscarle del inmediato pueblo para tomar juntos
famosas borracheras, que dormían en los pajares”.
Algo
no encaja en el asunto, era muy probable que el tío Sento se hubiera vuelto
loco de remate, pues en su boda tiraría la casa por la ventana, algo que no
sentaría nada bien a los familiares de su fallecida mujer, pues la nueva esposa
se llevaría la dote de esta, saliendo de esta forma a la luz lo más escondido
de las denominadas “pasiones humanas”, que pasan a relatarse de forma certera
por parte del autor de estos cuentos, Blasco Ibáñez, con un cuento popular
real, tan real como la vida misma. Un retrato costumbrista de una época no muy
lejana, y que forma parte de los doce relatos que engloban ‘Los cuentos valencianos’.
Una
cencerrada que acaba mal, una broma de noche de bodas que no sienta nada bien
al cacique del tío Sento, un orgullo mal llevado, y aunque seas el mandón del
pueblo, no puedes hacer de tu capa un sayo, pero sobre todo, jamás debes
tomarte la justicia por tu mano, porque, lo que mal empieza mal acaba…
El
tío Sento había perdido la razón desde un principio, y la tía Tomasa, esposa
difunta debía de estar revolviéndose en su tumba ante lo que veía, y claro, hay
cosas que no pueden ser, sin tener en cuenta las habladurías de las viejas
tengo que decir una cosa, cuando las armas, aunque sean escopetones de tiempos
pasados las carga el diablo, sucede lo que tiene que suceder.
“Cuando
el tío Sento salió a la calle entre los dos guardias vio el cadáver del
Desgarrat hecho una criba. No se había perdido un perdigón”.
¡Bonica
nit de novios!
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