Después de veinte años

 


Después de veinte años – (O. Henry)

 

Corto de café: Una larga espera con un final inesperado.

 

Hay amistades que siempre serán eternas



“El policía de ronda avanzaba por la avenida con aire imponente. La imponencia era habitual y no para mostrarse, pues había pocos espectadores”.

 

Introductio:

    No es la primera vez que William Sydney Porter, o dicho de otra forma O. Henry sale por estas torcidas líneas, que siempre nacen en esta silenciosa bitácora que nadie lee, donde nada tiene que envidiar a los grandes maestros del género, donde es conocido en estas torpes letras salidas a golpe de tecla, a través del relato “La habitación amueblada”.

   La especialidad de la casa, es decir, la de O. Henry eran las ‘trick stories’, que son esos relatos con contundencia, con finales sorpresivos, de esos que nadie se espera y, siempre en los últimos renglones, como sucede en la historia de hoy “Después de veinte años”  donde sucede algo imprevisto, algo impredecible para el lector.

   El título en inglés de este relato es ‘After twenty years’, que formaba parte del libro “Los cuatro millones”, que fue publicado en 1906. Deciros además una cosa, hoy las ‘trick stories’ no se llevan mucho, han pasado de moda, porque ahora impera más el rollo de las “cliff hunger”, que es un recurso narrativo y estilístico muy empleado por los guionistas para crear más tensión, y consiste en llevar por ejemplo al protagonista de la historia a unas situaciones límites, generando por nuestra parte una mayor atención (en este caso en el lector), una vuelvo a repetir tensión que nos enganchará muchos más en la historia, dejando el final o el siguiente capítulo en suspenso.


O. Henry, el autor de este relato y rey de las "trick story"


Argumentum:

    La historia trata sobre dos amigos que se separan en busca de un futuro mejor, proponiéndose reencontrarse veinte años después, a la misma hora y en el mismo sitio. La vida da muchas vueltas, la vida de muchos vuelcos sucediendo que, uno de ellos se ha convertido en un hombre ilícito, un fuera de ley, mientras que el segundo es ahora un agente de orden público, un policía en esa ciudad que jamás ha abandonado.

“Bueno, acordamos esa noche que nos encontraríamos aquí de nuevo exactamente veinte años después de esa fecha y hora, sin importar cuáles fueran nuestras circunstancias o desde que distancia tuviéramos que venir”.

“He venido mil millas para estar en esta puerta esta noche, y vale la pena si aparece mi viejo compañero”.

   Cuando para ambos llega esa histórico día, uno de ellos se da cuenta de cual es la verdadera identidad de su amigo, una realidad que esconde y es desconocida ante los demás, donde el gran público lo ve como un ciudadano anónimo, uno de esos que cada mañana hace girar el mundo, pero la historia da un giro de ciento ochenta grados, es decir, surge ese ‘trick story’ tan habitual en O. Henry y que comentábamos anteriormente, donde el final de este corto relato da un vuelco de narices, un final inesperado, que da más valor a la historia, poniendo encima de la mesa una gran cuestión, y es que, las decisiones que tomemos a lo largo de nuestra vida, sean buenas o malas, marcarán el destino de nuestra existencia.

“Bob: Estuve en el lugar acordado a tiempo. Cuando encendiste la cerilla para prender tu cigarro, vi que era el rostro del hombre buscado en Chicago. De alguna manera no pude arrestarte yo mismo, así que fui y busqué a un agente de paisano para que hiciera el trabajo”.

Jimmy.



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