La habitación amueblada
La
habitación amueblada – (O. Henry)
Corto de café: Un paseo por Nueva York.
Una búsqueda
infinita
“Inquieta,
cambiante, fugaz como el tiempo mismo es cierta gran masa de la población del
distrito de ladrillos rojos del bajo West Side. Sin hogar, tienen cien hogares.
Vagan de habitación en habitación amueblada, siempre transitorios,
-transitorios en morada, transitorios en corazón y mente.
Nadie
puede negar que Nueva York es la capital del mundo, ‘la ciudad que nunca
duerme’ siempre está presente en montones de historias. La gran ciudad
infinita en si misma tiene miles de personas que, diariamente buscan un hogar
temporal donde dormir, y van en búsqueda de alquilar las mejores habitaciones
al precio más asequible posible, tampoco es mucho pedir.
Nueva
York tiene ese trasiego de personas que vienen y van, trenes elevados yendo y
viniendo, llevando en sus entrañas a esos trabajadores que sacan adelante a la
gran ciudad, todos anónimos, todos desconocidos. El protagonista de este relato
es uno de ellos. Busca desesperadamente a una mujer, de la cual estuvo
enamorado y, que ha desaparecido de su vida, de la noche a la mañana, sin dejar
rastro.
Pregunta
a la casera quiénes han sido los huéspedes de la habitación durante el último
año, y si alguna mujer que ha estado en la misma vivienda se ajusta a la
descripción dada por él. Recibiendo una contestación negativa por parte de la
dueña. Sin embargo, sin saber por qué, empieza a percibir señales de su
presencia en la habitación.
“No, no
recuerdo el nombre. Esa gente del espectáculo tiene nombres que cambian tan a
menudo como sus habitaciones. Vienen y van. No, no recuerdo a esa”.
La
historia no se desarrolla como uno se imagina, tampoco es feliz. El final es
trágico y sorprendente, muy habitual en los escritos de O. Henry. Te
dejará perplejo, y podemos decir eso de ‘toma un giro inesperado’.
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