Ligeia



Ella se llamaba Ligeia y la amé con todo mi corazón...

 

Un corto de café en compañía de un amor resucitado de 'entre los muertos'.

 

“Era de alta estatura, un poco delgada y, en sus últimos tiempos, casi descarnada”.

      El hombre no se doblega a los ángeles, ni cede por entero a la muerte, como no sea por la flaqueza de su débil voluntad, palabras finales de un pasaje de Joshep Glanvill que Poe repite hasta la saciedad en este relato (corto de café), porque el hombre, solo cede ante la muerte, por lo menos yo lo veo así, esa es una gran verdad, es lo único que no ha podido dominar hasta el momento. Un hombre desbastado por la pérdida de su esposa (la primera), de la cual estaba locamente enamorado.

       Tras un tiempo, en el que se incluye el peligroso juego con el opio, vuelve a casarse con una rubia de ojos azules llamada Rowena, todo según él (narrador) debido a un momento de enajenación, no se si debido a la locura que arrastra o por los efectos producidos por las drogas. Una mujer que al contrario que Ligeia no le amaba nada, asunto que a él le importaba poco, porque se drogaba entre los recuerdos de la fallecida esposa, junto a las consiguientes dosis de opio.




      Rowena era de constitución frágil, teniendo varias recaídas de salud, entrando en un estado de “Locura” para nada transitoria, pero, según cuenta el mismo narrador, una tercera persona, invisible ente siempre había estado, o parecía estar presente durante todo este tiempo en la habitación de la convaleciente esposa, y que él mismo notaba, pero que lo atribuye no a sus percepciones, sino más bien que "era debido a los efectos del opio”.

    Una copa de vino y… tres o cuatro gotas de un fluido brillante del color rubí, cayeron en el interior de la misma, agravando aún más el mal de la esposa, que acaba falleciendo, un detalle que no pasó por alto a la vista del apesadumbrado narrador, trayendo unas fatales consecuencias finales, la muerte de Rowena.

   Cuando esta fallece y delante del cuerpo amortajado, empiezan a suceder cosas imprevistas, inauditas para la vista y el pensamiento humano, algo impredecible. Unos susurros humanos empiezan a escucharse de forma débil, que luego irán sonando con más insistencia, para luego empezar a moverse, como si quisiera recobrar la vida, volver del extraño mundo de la muerte a su primitivo estado, el de ser viviente, piensa que su esposa Rowena quiere volver a su lado, pero cuando se postra ante lo que era el “cadáver” de ella, que estremeciéndose por el contacto deja caer sus vendas y, la sorpresa es mayúscula, ante sus ojos va revelando una serie de detalles que darán lugar a aclarar quien está detrás de tan extraño proceso de resurrección, que era ni más ni menos que Ligeia, mostrando unos cabellos negros, junto a sus ojos, no dando lugar a equivocación alguna, Ligeia había vuelto a su lado…


 

Post scriptum:

     Este estremecedor relato salido de la pluma de Poe, nos muestra una parte del extraño y oscuro mundo que rondaba por su mente, que el dejaba salir al exterior por medio de sus escritos, que seguramente le liberaban de toda su locura, (esa locura que por momentos acosa tu cabeza) como nos ocurre al resto de humanos q

ue intentamos plasmar nuestros terrores en unas hojas en blanco que luego nadie lee, con la finalidad de liberar el espíritu.

      Hay dos partes claras en este relato. La primera que es cuando describe la belleza de Ligeia, (que a mí me a aburrido bastante), y la segunda, el abuso de las drogas, la boda con Rowena y los acontecimientos finales, que es donde el relato tiene toda su fuerza, llegando a la cúspide con la parte final, donde la obra alcanza el mayor clímax posible.

      Ligeia fue consecuencia de un sueño y, nuestra vida, a la igual que nuestra muerte será solo un sueño. El mundo en que vivimos puede que también sea una alucinación, pero que poco a poco va cogiendo fuerza y entereza, como el relato de Poe. El mundo sombrío y oscuro de Poe siempre nos dejará satisfechos cuando lleguemos al final del relato. Los gatos negros siempre están al final de la esquina, observándonos, espiandonos con algún malvado fin, quizás estén esperando el autobús que realiza el último viaje para Ulthar.

 

Feliz resurrección, amigos.


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