Tlön
Tlön, Uqbar, Orbis Tertius – (Jorge Luis Borges)
Corto
de café: En el imaginario planeta Tlön.
Johanes Valentinus Andreä
“Debo
a la conjunción de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar.
El espejo inquietaba el fondo de un corredor en una quinta de la calle Gaona,
en Ramos Mejía; la enciclopedia falazmente se llama The Anglo-American
Cyclopaedía (New York, 1917) y es una reimpresión literal, pero también
morosa, de la Encyclopaedia Britannica de 1902. El hecho se produjo
hará unos cinco años. Bioy Casares había cenado conmigo esa noche y nos demoró
una vasta polémica sobre la ejecución de una novela en primera persona…”
Una
(im)posible introductio:
El Homero
argentino nos hace una invitación, para que juntos de la mano nos acerquemos
hasta un mundo lleno de ilusiones llamado Tlön, y en ese lugar nos
encontraremos con una serie de imaginarias regiones, donde los habitantes de Uqbor
basan todas sus leyendas, pero antes vayamos por partes. Quien narra la
historia comenta que, el ideador de todo
esto es un tal Johanes Valentinus Andreä, describiendo una imaginaria
comunidad, que otros, con el cansino paso del tiempo fundaron, en imitación a
todo lo creado e ideado por este desconocido (para el resto del mundo)
personaje.
Vista y oída toda está explicación diréis, vamos, muy bien,
pero ¿dónde está la tan cacareada Uqbar? Según una conocida enciclopedia
-la denominada Anglo American Cyclopaedia-, está situada en Asia,
entre ríos y montañas. Una vez introducidos en el laberíntico Tlön,
diremos que está construido para que sea descifrado por los hombres.
¿Qué
queremos decir con todo esto? Que todo (valga la redundancia) en esta vida
tiene una explicación, la posibilidad de poder ofrecer al hombre una respuesta,
y es que él mismo pueda interpretar y comprender ese mismo universo que ha
creado, y así poder justificar de alguna manera (si puede) el trabajo realizado
durante varias generaciones en inventarse el mundo conocido como Tlön.
“Esa noche visitamos la Biblioteca Nacional. En vano
fatigamos atlas, catálogos, anuarios de sociedades geográficas, memorias de
viajeros e historiadores: nadie había estado nunca en Uqbar. El índice general
de la enciclopedia de Bioy tampoco registraba ese nombre. Al día siguiente,
Carlos Mastronardi (a quien yo había referido el asunto) advirtió en una
librería de Corrientes y Talcahuano los negros y dorados lomos de
la Anglo-American Cyclopaedía… Entró e interrogó el volumen XXVI.
Naturalmente, no dio con el menor indicio de Uqbar”.
Post scriptum:
Si historiamos un poco el relato
comentaremos que fue publicado en la revista argentina ‘Sur’, y
posteriormente, estamos hablando del año 1941, y posteriormente se compiló en “El jardín de los senderos que se bifurcan”. Las conversaciones de Borges con
Bioy Casares dan para mucho, como por ejemplo hablar de un país llamado Uqbar,
algo que despertó la natural curiosidad borgeana, y tras una concienzuda
investigación, llegan a la conclusión que es realidad es un país ficticio.
Resumiendo, Tlön es un planeta imaginario, muy estrechamente relacionado
con Uqbar, un país también imaginario.
Ultílogo:
En un mundo
donde miramos tanto la estética y como lo visual hay algo muy importante que
destacar, este relato muestra muy mucho (perdón por la expresión) el maravilloso y primoroso mundo interno de
Borges (al que yo quisiera entrar y pertenecer, enjaulado en el de por vida),
como esa Argentina a la que tanto amó, -eso se puede comprobar por ejemplo en ‘El Sur’- , los lejanos mundos, el S.XVIII, Inglaterra con sus numerosas
referencias, la mezcla, fusión tal vez de lo real versus irreal.
Quiero
destacar en esta silenciosa bitácora que nadie lee, la idea de inventar una
enciclopedia de 40 volúmenes, realizada por cientos de investigadores y
estudiosos, a cual más erudito, trabajando en la misma generación tras
generación, describiendo a la perfección un planeta, que rechazaba por completo
-ojo al dato- el materialismo, algo que me recuerda debido a la conocida
transtextualidad borgeana a otro notable relato, ‘Utopía de un hombre que está cansado’, donde Borges da rienda suelta a su particular (única)
filosofía.
Un mundo
irreal que intenta mezclarse con el real, un mundo que puede trasladarte al
universo masón o tal vez de los illuminati, quizás también de los rosacruces.
Cada uno, mediante esta borgeana narración podrá viajar a donde más le guste,
hasta donde la mente quiera, y si no, que se lo pregunte a Borges o a su otro
yo.
“También son distintos los libros. Los de ficción
abarcan un solo argumento, con todas las permutaciones imaginables. Los de
naturaleza filosófica invariablemente contienen la tesis y la antítesis, el
riguroso pro y el contra de una doctrina. Un libro que no encierra su
contralibro es considerado incompleto”.
Intento comunicar y divulgar
(Soy un simple aficionado a los
libros)
Comentarios
Publicar un comentario