Utopía de un hombre que está cansado
Utopía de un hombre que está cansado – (Jorge L. Borges)
Corto
de café: Aquel extraño hombre que vivía en la casa.
Visitando Utopía
No
hay dos cerros iguales, pero en cualquier lugar de la tierra la llanura es una
y la misma. Yo iba por un camino de la llanura. Me pregunté sin mucha
curiosidad si estaba en Oklahoma o en Texas o en la región que los literatos
llaman la pampa. Ni a derecha ni a izquierda vi un alambrado. Como otras veces
repetí despacio estas líneas, de Emilio Oribe:
En
medio de la pánica llanura interminable
Y cerca del Brasil,
que
van creciendo y agrandándose.
Un anónimo
viajero va caminando por una longilínea llanura, que siempre es la misma, un paisaje
que se repite una y otra vez, casi hasta llegar al hastío, al voraz
aburrimiento, hasta que llega a un camino desparejo y empieza a llover, en ese
momento nuestro caminante, narrador omnisciente y protagonista de la historia
ve una casa, llama a la puerta y le abre un hombre de considerable altura, mientras
contempla a ese extraño ocupante, tiene la impresión de que este hombre le
estaba esperando, sin más ambos penetran en el interior de la casa.
Están en Utopía,
empezando a conocer mediante el extraño ocupante de la casa como son sus gentes
y costumbres. En una mesa hay una clepsidra, (un reloj de agua). Hablan en latín,
que al parecer es el idioma oficial, con lo que ambos empiezan a entenderse,
comentándole que ya no existe la ‘diversidad de lenguas’, porque solo se
expresan en la antigua lengua del imperio romano.
Lo más
curioso de todo es que reciben pocas visitas, solo de siglo en siglo y de corta
duración, estas no suelen prolongarse mucho porque no las necesitan. Cuando
se presenta dice que se llama ‘Alguien’, y el narrador Eudoro Acevedo
(el abuelo materno de Borges se apellidaba Acevedo), y que nació en 1897, dos
años antes que nuestro Homero argentino, y es profesor y escritor de cuentos
fantásticos, vemos que nuevamente nos encontramos con ciertos datos biográficos
en este relato, algo típico en el autor, único, irrepetible e inconfundible,
(por mucho que se esfuercen por imitarle).
Todo aquello
que explica el extraño habitante de la casa tiene un porqué, están do llenas de
pequeños detalles, un ejemplo de esto se puede ver en que a pesar de su larga
vida, unos cuatrocientos años solo ha leído una docena de libros, (ni siquiera
llega) destacando entre ellas dos, “Los viajes del capitán Lemuel Gulliver” y
la “Suma Teológica” de Santo Tomás de Aquino, una buena mezcla, fantasía
y religión. Comprobamos o mejor dicho podemos destacar un punto importante, que
lo que sucede en Utopía es una reflexión de nuestro presente (aquello
que decimos, pensamos, e incluso hacemos) comentado por alguien,
que ha vivido el futuro, de ahí la importancia del mismo, recordar que “Alguien”,
lleva pululando por la tierra cuatro siglos, y eso da para mucho.
Volviendo al
tema de la lectura y de los libros, el extraño hombre resalta la importancia de
releer las obras, ya que Utopía es un lugar donde la imprenta ha sido
abolida, ya que publica textos innecesarios, porque la multitud de escritos
quita valor al verdadero conocimiento.
En este
extraño e ignoto lugar tiene varias peculiaridades, la gente decide cuando y
como quiere morirse, con la libertad de poder ‘matarse’, ya que el hombre es el
único dueño de su vida, como lo es de su muerte. Los políticos (esto es muy
destacable) se han convertido en payasos o cómicos, porque la sociedad ya no les
necesita. También, cuando considere necesario, una vez que haya vivido lo suficiente
podrá prescindir del amor y la amistad.
-¿Qué sucedió con los gobiernos?
-Según la tradición fueron cayendo
gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían
tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la
censura y nadie en el planeta los acataba.
En Utopía
se aprende ha olvidar el ayer (el ayer es pasado) y en este quimérico paraíso
Adolf Hitler era un filántropo, no el asesino que todos conocemos. Otro asunto
más, increíblemente los medios de comunicación no son necesarios, debido a los
cansinos mensajes que lanzaban día a día, con la monserga de favorecer a los de
siempre, convirtiéndose en verdaderos panfletos que para nada valen.
Ultima verba:
Resumiendo,
el texto es una reflexión sobre el paso de la vida, donde surge la gran
pregunta. ¿Qué nos encontraremos en el futuro? Hay un tercer punto que queda en
el aire, quizás el más importante. El fracaso del hombre ante el presente,
por eso este relato de Borges nos da mucho que pensar.
P.D. Siempre se ha hablado de la transtextualidad en los
relatos de Borges y este del “hombre cansado”, me recuerda muy mucho a otro
paradisíaco, icónico e ignoto lugar, llamado Bensalem, escrito por Francis
Bacon en el año 1626.
Comentarios
Publicar un comentario