Mendel, el de los libros
Mendel, el de los libros – (Stefan Zweig)
Corto
de café: Paseando por Viena en un día de intensa lluvia.
En el café Gluck
“Porque
leía como otros rezan, como jugadores juegan y como los ebrios miran aturdidos
el vacío, leía con una concentración tan conmovedora, que desde entonces toda
lectura me pareció profana”.
Cuando uno
se acerca hasta Viena, y entra en el café ‘Gluck’ conoceremos a un
hombre con gafas de culo de botella, desaliñado en barba, siempre vestido de
negro, y meciéndose mientras lee, al igual que un arbusto oscuro acunado por el
viento, es justo en ese momento cuando habrás conocido a Mendel, uno de los
libreros más famosos y reconocidos de la ciudad.
El
acreditado y popular Mendel era un viejo vendedor de libros judío, y de
nacionalidad rusa, su oficina se encontraba en una de las mesas del café ‘Gluck’,
(muy reconocido en la ciudad) que era el lugar donde pasaba la mayor parte de
los días. Como siempre estaba enfrascado en los libros, esos a los que tanto
amaba, no se dio cuenta de todos los cambios que iban ocurriendo alrededor
suyo. Resumiendo, al llegar la 1ª Guerra Mundial es acusado de colaborar con el
enemigo.
“El
hombre más eficiente de Viena y, además, un original, un dinosaurio de los
libros de una raza en extinción”.
Tras dos
años encerrado y sin sus queridos libros a mano es puesto en libertad,
volviendo al café de toda la vida, pero ha ocurrido un cambio muy drástico en
su ser, ya no es el mismo, ya no goza de su prodigiosa memoria, tampoco puede
leer y, lo peor de todo, sus clientes han desaparecido, (es una de las
consecuencias de la maldita guerra) con todo este sufrimiento, le acaece un
trágico final.
“En
su elevado mundo de los libros no existía la guerra, ni la incomprensión, sino
solo el conocimiento eterno, y el afán de saber aún más sobre números y
palabras, con títulos y nombres”.
Post scriptum:
Un relato sobre metaliteratura, una
historia escrita por y para los amantes de los libros, una pasión, la de
Mendel, que ajeno al mundo que le rodea no se da cuenta de todo cuanto sucede a
su alrededor (aunque esto ya lo he repetido antes). Un cuento triste con un
final muy poco merecido para nuestro protagonista, escrito con una gran
belleza, creo que nadie puede negar esto, y rico, muy rico en descripciones.
“(…)
precisamente yo, que debería saber que los libros se crean únicamente para
conectar a las personas más allá del aliento propio, y para defendernos contra
el implacable adversario de toda existencia: la fugacidad y el olvido”.
Tan solo intento comunicar y divulgar.
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