La aventura del ángel




La aventura del ángel – (Emilia Pardo Bazán)

 


Corto de café: Un pesaroso castigo.


 

El destierro



“Por falta menos grave que la de Luzbel, que no alcanzó proporciones de «caída», un ángel fue condenado a pena de destierro en el mundo. Tenía que cumplirla por espacio de un año, lo cual supone una inmensa suma de pérdida felicidad; un año de beatitud es un infinito de goces y bienes que no pueden vislumbrar ni remotamente nuestros sentidos groseros y nuestra mezquina imaginación. Sin embargo, el ángel, sumiso y pesaroso de su yerro, no chistó; bajó los ojos, abrió las alas, y con vuelo pausado y seguro descendió a nuestro planeta”.

 

Introductio:

 En pleno auge del naturalismo literario español, una de sus máximas representantes doña Emilia Pardo Bazán escribía un relato corto más propio del romanticismo que de las corrientes literarias de la época, y fue ‘la aventura del ángel’, donde destacan tres elementos, el ángel (naturalmente, ya que es el protagonista), la mujer, la desilusión y un anhelado regreso al cielo por parte del alado protagonista de la historia.

Argumentum:

  Un ángel es desterrado a la tierra debido a una falta menor/leve. Nada más descender a este incomprensible mundo  terrenal, y poner pie a tierra, se da cuenta de la inmensa realidad que le espera a partir de ahora, y que le envolverá durante su destierro, donde no conoce a nadie y nadie le conoce a él, pero lee un mensaje sobre la presencia de (un posible) otro ángel, que puede que esté en las mismas condiciones que él, también desterrado por una desconocida causa, intentando conocerle, porque un deseo de compañía podía ser un verdadero oasis en medio de la soledad y el exilio en el cual se encontraba.

Post scriptum:

   Alguno ha calificado este cuento de Pardo Bazán como verdadera gazmoñería, y quizás (visto los tiempos en los cuales vivimos) esté en lo cierto, pues en su lectura nos encontraremos con una elevada dosis de mojigatería, beatería, pacatería, junto a “algo más de lo mismo”, en un coctel muy puritano, muy de la época. Esto no es ninguna crítica, todo lo contrario, nuestra Pardo Bazán, doña Emilia, era una mujer de su tiempo, escribiendo sobre lo que se vivía ‘en su tiempo’, algo que no se puede cambiar, escribiendo sobre aquello que rodeaba su tiempo, (perdonarme la repetición) siendo este relato un fiel reflejo del mismo, supurando devoción religiosa por los cuatro costados, finalizando con la correspondiente moralina, como mandan los cánones.

P.D. Pardo Bazán era católica practicante, y una feminista radical, conservadora en lo político, y sin embargo liberal en sus costumbres, todo un contraste.




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