Un cetro final
Un cetro final, una corona duradera – (Ray
Bradbury)
Corto
de café: En búsqueda del verano eterno…
El último habitante de Inglaterra
“El
piloto levantó la cabeza, lo cual indicó la elevación del helicóptero, que giró
y se alejó del paraje. Las blancas rocas de Dover desaparecieron. Pasaron por
encima de verdes prados, yendo atrás y adelante, como una gigantesca libélula
que daba vueltas por entre las ráfagas heladas del invierno que ponía escarcha
en sus alas”.
Cuando uno
lee la obra de Bradbury se da cuenta que uno de los recurrentes literarios es
la nostalgia, y en “Un cetro final, una corona duradera” no iba a ser la
excepción. Tomando como base el mal tiempo imperante, que normalmente suele
hacer en las Islas Británicas arranca la historia, que debido a la escasez de
rayos de sol, junto a ese invierno constante, siempre amenazado y acompañado
por el intenso frio, sus habitantes han ido abandonando poco a poco el lugar
que les vio nacer, lleno de leyendas ancestrales e historia, hasta quedar
totalmente desierto, solitario, porque los oriundos del mismo han decidido
emigrar hacia países más cálidos.
“Mañana,
Navidad. Y ahora estaban en la tarde de la Nochebuena, cuando se marchaban las
últimas embarcaciones. E Inglaterra, una roca en un mar de agua y niebla, sería
un monumento de mármol escrito por la lluvia y enterrado en la bruma. Al día
siguiente, sólo las gaviotas poseerían la isla. Y mil millones de mariposas
«monarch» volarían en junio como adornos de un desfile frente al mar”.
No nos
equivoquemos, no todos han tomado esa decisión, siempre hay espíritus rebeldes
que luchan contra todo a pesar de las circunstancias, contra ese viento y marea
que de vez en cuando, más de lo que quisiéramos, aparece en nuestra vida. Un
hombre llamado Harry se niega a abandonar las tierras donde vivieron sus
antepasados, lugares que como ya he dicho antes están llenos de historia, que
debe proteger y defender, manteniendo vivo el recuerdo del mismo, pese al frío,
pese a las inclemencias, sin hacer caso a los ruegos de su amigo (Sam Welles)
para que desista en ese empecinado empeño que le domina. Él quiere mantener
viva esa imagen quedándose, como un verdadero guardián de los ancestros. No le
importa el frío y la lluvia (ahora son sus más fieles compañeros), ni todas las
crudezas por las que debe pasar en su escogida soledad, porque el último cetro
de Inglaterra ha pasado a sus manos, y eso exige una gran responsabilidad.
Post scriptum:
En estos tiempos que vivimos
amenazados por el calentamiento global, este relato bradburyano viene
acompañado de un cambio climático muy diferente, el enfriamiento total de la
Tierra, por tanto no hay derretimiento de los polos terrestres, ni inundaciones,
ni cosas apocalípticas que nos den repelús, solo nos acompañará el frio, un
incesante frio que siempre se hace presente en la narración, que consigue dejar
en soledad al bueno de Harry Smith, que se quedará como único guardián de la
gran cultura e historia del pueblo británico. Un insoportable clima que ha
obligado a la gente a huir hacia el deseado Sur.
Ultílogo:
Cualquier tiempo pasado fue mejor, el
relato se convierte en una loa a la añoranza a los viejos tiempos y, pese a las
críticas de algunos lectores, que dicen que se salva muy poco de esta historia
(con todos mis respetos) sigo pensando que es un gran relato, como casi todo lo
de Bradbury, un visionario, donde nos narra un viaje en el tiempo -no muy
remoto, no muy futuro-, sin la necesidad de comprar un billete en la famosa
máquina de H.G. Wells, para mi gusto deciros que es un relato muy humano y para
nada distópico.
“De rodillas, al borde del
acantilado, como el último rey de Inglaterra, Harry Smith lloró a solas”.
Si te apetece leer el relato completo, este es el enlace: https://lecturia.org/cuentos-y-relatos/ray-bradbury-un-cetro-final-una-corona-duradera/17978/
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