La caja de cartón

 



La caja de cartón – (Arthur Conan Doyle)



Corto de café: Un tema un poco delicado de tratar.


 

El pecado de adulterio

 


  “Era un día de agosto y hacía un calor abrasador. Baker Street parecía un horno y el relumbre de la luz del sol al incidir sobre los ladrillos amarillos de la casa del otro lado de la calle lastimaba la vista. Costaba trabajo creer que aquellos fuesen los mismos muros que se erguían tan lóbregos por entre las nieblas del invierno”. 

 

Introductio:

  Seguimos reseñando algunos de los 56 relatos cortos que Conan Doyle escribió sobre nuestro detective favorito, y héroe de la infancia Sherlock Holmes, con este caso de ‘La aventura de la caja de cartón’, publicada originalmente en el lejano año de 1893, damos paso a la reseña de hoy.

 ¿Por qué comentamos este relato en lugar de otros? La respuesta es bien sencilla, por la polémica que trajo su publicación, y también debido a la pacatería victoriana de la época, ya trataba sin ningún tipo de tapujos la infidelidad, esas relaciones extramatrimoniales tan mal vistas en todos los tiempos, y la venganza por parte de quien las padece, algo que hizo que esta particular aventura fuera desapareciendo de las sucesivas ediciones que se hacían sobre este famoso detective, ver para creer, la censura siempre está y seguirá estando viva. Un pecado, el de adulterio que es mejor no mencionar, escondiendo la cabeza como el avestruz.

Argumentum:

   La señora Susan Cushing, una solitaria (en teoría) solterona, siempre pendiente de la buena reputación de su persona y de las sanas costumbres, recibe en su casa del barrio de Croydon una caja, una caja de cartón con un extraño nudo, y que en el interior de la misma hay dos orejas, una de hombre y la otra de mujer.

  Scotland Yard pone toda la maquinaria a funcionar, pero al ver lo insólito del caso pide ayuda a nuestro héroe, que poco a poco, y como viene siendo habitual en él irá desentrañando los pormenores del caso, hasta dar con la solución, mejor dicho, con el asesino. Un macabro crimen al que Sherlock Holmes van dando forma según va resolviendo pistas.

Ultílogo:

 Una caja de cartón, un nudo marinero, un camarero de barco, un hombre alcoholizado, tres hermanas, dos orejas y… un doble crimen pasional es el conglomerado final de esta historia, en que, como estamos suponiendo Sherlock Holmes sale airoso de la misma, o tal vez podríamos decir victorioso.

 “Ahí tienen ustedes toda la verdad del caso. Podrán ahorcarme, o hacer conmigo lo que quieran, mas no podrán castigarme más de lo que ya lo he sido. No puedo cerrar los ojos sin que vea aquellos dos rostros mirándome fijamente… igual que me miraron cuando mi bote se abrió paso entre la neblina. Yo los maté rápidamente, pero ellos me están matando poco a poco; y si el suplicio se prolonga una sola noche más amaneceré loco o muerto. ¿No me pondrá solo en una celda, verdad, señor? Por amor de Dios, no lo haga, y ojalá el día en que usted agonice reciba el mismo trato que ahora me dé a mí”.

 


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