La vegetariana

 




La vegetariana – (Han Kang)

 


Largo de café: “Si no comes carne todo el mundo te devorará”.

 

Donde crecen las secoyas

 


“Antes que mi mujer se hiciera vegetariana, nunca pensé que fuera una persona especial. Para ser franco, ni si quiera me atrajo cuando la vi por primera vez…”

 

Introductio:

   Todos tenemos una hermosa y gigante ballena azul metida en nuestra cabeza, que nada a placer de un lado para otro, haciéndose la desentendida, si tan siquiera pedirnos permiso, que controla nuestro comportamiento a su manera, a su gusto, según vaya el día, entonces nosotros, sin saber cómo ni porqué cambiamos nuestro comportamiento de la noche a la mañana, llenando de confusión a todos aquellos que están alrededor, en especial los seres más queridos.

   Corea es famosa por muchas cosas, como sus palacios, templos tradicionales, la gastronomía, siempre tan de moda, y actualmente el conocido y famoso K-Pop, siendo un popular destino para miles de turistas, que puede resultar muy atrayente, además, la última premio Nobel de Literatura 2024 es la coreana Han Kang, por tanto en esta silenciosa bitácora que nadie lee hemos decidido hablar de ella, junto a su conocidísima novela ‘La vegetariana’, que a pesar de tener pocas páginas (menos mal, no es uno de esos habituales ladrillos con los que nos suelen aburrir las editoriales, y encima tienen éxito), es un relato que da mucho que hablar.

“Seguramente no lo puedes entender. Hace tiempo que me da miedo ver a alguien manejando el cuchillo sobre una tabla de cortar. Da lo mismo que sea mi hermana o mi madre”.

Argumentum:

   Allí (Corea del Sur) nos encontraremos en el moderno Seúl, donde Yeonghye una joven normal, con una vida y trabajo normal, junto a un matrimonio también normal (bueno, más bien súper convencional), decide de la noche a la mañana hacerse vegetariana ante el desconcierto de todos cuanto le rodean. La historia está vista desde tres puntos de vista bien diferentes, el de su marido -un machista lleno de convenciones sociales muy clásicas-, el cuñado (un artista visual frustrado y bastante depravado, que no está muy bien de la cabeza), y por último la hermana mayor, que vive para cumplir y hacer cumplir los roles sociales imperantes en Corea, las expectativas del resto del mundo (es decir, todos los seres que conviven a su alrededor), pero nunca para cumplir o realizar sus verdaderos sueños, aquellos a los que tanto aspiraba y soñaba de niña -si es que alguna vez los tuvo, porque yo lo dudo-.

   Me gustaría destacar una cosa más, en la historia nunca se tiene en cuenta ni el punto de vista, ni las ideas, ni las opiniones de la protagonista, pues prácticamente es un cero a la izquierda, una incógnita más para todos, pues nunca cuenta nada, no es nada, ni tan siquiera algo ignoto, tampoco tienen en cuenta, ni se preguntan el porqué se hizo vegetariana, ya que es una mujer que nunca contó para nada, y perdonarme la reiteración, pero esto es así.

  “Hay una mujer, un ser humano que ya no quiere formar parte de la humanidad. Un ser que pone en juego su vida para no dañar a nadie ni a nada, un ser a quien un día deja de importarle en absoluto vivir o morir”.

Ultílogo:

   Unos extraños sueños que la han llevado a esa decisión, un maltrato infantil, el hacer siempre lo que quieren los demás y no lo que te apetece a ti, el ignorarla como persona, el alienarla por completo en una sociedad tan competitiva como la coreana y, una enfermedad mental (esa ballena azul del principio de la reseña) que la llevará a rebelarse, a situar su vida en una situación bastante extrema y peligrosa, donde ella intentará prevalecer ante los demás, cueste lo que cueste, la idea de no comer carne, el acto (hecho) de ser vegetariana.

Post scriptum:

  Entiendo que el libro, y antes el manuscrito, no haya caído bastante bien, tampoco gustado al conglomerado de hombres que accedieron al mismo, y a que la crítica literaria (siempre muy masculina, muy defensora de sus valores) no le ‘entrase por el ojo’, ya que la historia no deja muy bien parada a la machista sociedad coreana, como sucede en otros muchos países que aquí no voy a comentar, siendo una auténtica denuncia ante la situación de silencio y obediencia (que son obligadas) que viven las mujeres, más aún si tienes una enfermedad mental, un trastorno desintegrativo de la mente, que para algunos es muy difícil de entender y comprender.




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