El paciente interno

 



El paciente interno – (Conan Doyle)


 

Corto de café: Una inesperada visita.


 

Un oculto bandido

 


   Al dar una ojeada a la serie un tanto incoherente de memorias con las que he tratado de ilustrar algunas de las peculiaridades mentales de mi amigo el señor Sherlock Holmes, me ha chocado la dificultad que siempre he experimentado al elegir ejemplos que respondan en todos los aspectos a mi propósito. Y es que en aquellos casos en los que Holmes ha efectuado algún tour-de-force de razonamiento analítico y ha demostrado el valor de sus peculiares métodos de investigación…”

 

Introductio:

   Holmes y su mundo, un Sherlock que se mueve como pez en el agua dentro de esos ambientes donde la confusión, y los sucesos extraños, aquellos donde hay poca luz, que entorpecen más aún la investigación él ve esos destellos, que le llevarán hacia esa pista concreta que resolverán el caso, pero aquí no tenemos más remedio que tirar de las orejas (para bien) al fiel Watson, el habitual narrador de sus aventuras, porque consigue que un principio de aventura de lo más anodino pueda convertirse en algo interesante para el lector. Dicho esto pasemos a los hechos en si…

Argumentum:

“Una jornada de trabajo perdida, Watson -dijo, acercándose a la ventana-. ¡Ajá! Han salido las estrellas y ha menguado el viento. ¿Qué me diría de un paseo a través de Londres?”

   Cuando nuestra conocida pareja regresa de un paseo en el atardecer londinense se encuentran en los aposentos de Baker Street a un joven doctor bastante alterado, especializado en enfermedades nerviosas, que vive en casa de un tal Blessintong, hombre adinerado, que intenta ayudarle en su carrera como médico, pero claro está, ‘nadie da duros a cuatro pesetas’.

  Comentaros un punto importante del relato, el joven médico vive en casa de este particular e hipocondríaco sujeto, ya que tiene la consulta allí, y al mismo tiempo atiende a Blessintong, que cada día parece desquiciarse más de los nervios, en especial desde hace unos días donde ha recibido cierta visita, llegando a tal estado de excitación y ánimo que ha acabado pidiendo la ayuda de nuestro detective favorito, junto a su fiel amigo Watson.

  Al poco tiempo Blessintong aparece ahorcado, probablemente un suicidio, algo que hace sospechar a Holmes, que pone sus células grises a funcionar (como hace siempre), descubriendo en primer lugar a los asesinos, y en segundo cuál era el oscuro pasado que escondía este solitario y huraño hombre, mostrando el motivo de su conocida desconfianza. Si queréis saber el desarrollo final y total de esta historia-aventura holmesiana no tendréis más remedio que leerla.

 

«Aunque la ley británica no haya podido protegerlo,
la espada de la justicia
sigue presente para vengarlo.»

Doctor Trevelyan

 


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