El cohete

 


El cohete – (Ray Bradbury)

 


Corto de café: Viajando con la familia a través de las estrellas.


 

Un viaje inolvidable


               

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 “Fiorello Bodoni se despertaba de noche y oía los cohetes que pasaban suspirando por el cielo oscuro. Se levantaba y salía de puntillas al aire de la noche. Durante unos instantes no sentiría los olores a comida vieja de la casita junto al río. Durante un silencioso instante dejaría que su corazón subiera hacia el espacio, siguiendo a los cohetes”.

 

  “El cohete” es un cuento de sci-fi editado en un lejano 23 de septiembre de 1950, en la revista ‘Planet Stories’, donde publicaron nombres bien conocidos dentro del ramo, como Isaac Asimov, Philip K. Dick o Ray Bradbury, al mismo tiempo el relato de hoy también fue publicado en el año 1951, en una compilación de 18 relatos salidos de la máquina de escribir y no de la pluma del maestro Bradbury.

  Bodoni es el propietario de un desguace de segunda fila, donde la competencia día a día le va quitando las pocas posibilidades de salir adelante, además tiene varios hijos y otro en camino. Durante estos años ha estado ahorrando algún dinero para comprar maquinaria, y de esta forma intentar mejorar el negocio, que se le está poniendo muy cuesta arriba, pero hay un problema.

  Todos los días ve y oye despegar a los cohetes que van con destino a Marte y tiene una ilusión, que uno de los miembros de la familia pueda tener esta posibilidad, gastándose el dinero ahorrado con tanto esfuerzo en un billete, para que disfrutase de visitar y conocer el espacio exterior para que pueda ‘sentir’ la mejor experiencia de su vida, y nunca la pueda olvidar. Ahora es cuando surge el peor quiz de la cuestión, porque quien vaya será envidiado por el resto, y esto es algo que no desea.

  “Claro que es sólo un modelo -dijo Mathews-. Ya sabes. Cuando proyectan un cohete construyen primero un modelo de aluminio. Puedes ganar algo fundiéndolo. Te lo dejaré por dos mil…”

   


 Tiene la posibilidad de desguazar un prototipo si se gasta cierta cantidad de dinero, una suma considerable que acabaría con la mayoría de sus ahorros, es entonces cuando el chatarrero, pensando en el bienestar de la familia idea un plan, preparado al milímetro, con lo que se llevarán la mayor sorpresa de su vida, en una aventura que nunca olvidarán, en algo que, en palabras de la esposa, ‘le convertirán en el mejor padre del mundo’, y todo gracias a una vieja maqueta que tuvo la suerte de caer en sus manos.

-Ahora veo -dijo la mujer-. Ahora comprendo. -Acostada de espaldas, con los ojos cerrados, tomó la mano de Bodoni-. ¿Fue un viaje muy hermoso?

-Sí.

-Quizás -dijo María-, quizás alguna noche puedas llevarme a hacer un viaje, un viaje corto, ¿no es cierto?

-Un viaje corto, quizá.



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