Recuerdo a Babilonia
Recuerdo a Babilonia – (Arthur C. Clarke)
Corto
de café: Un satélite de telecomunicaciones en órbita.
Los renegados de la patria
Relatos
de diez mundos (1):
Mi nombre es Arthur C. Clarke, y
desearía no tener relación alguna con todo este sórdido asunto. Pero como la
integridad moral —repito, moral— de los Estados Unidos está comprometida,
primero debo mostrar mis credenciales. Sólo así comprenderán ustedes cómo, con
la ayuda del difunto doctor Alfred Kinsey, he provocado involuntariamente una
avalancha que puede barrer con gran parte de la civilización occidental.
“I remember Babylon, título original en inglés fue
escrito en el año 1960, pertenece a la compilación que se encuentra en el
libro “Relatos de diez mundos”
(1962), y tiene como originalidad que el protagonista de la historia es el
mismo autor, que es tentado por un traidor a la patria, que le quiere agradecer
la idea que Clarke había tenido de mandar/enviar satélites geoestacionarios al
espacio, en este caso para emitir un canal de televisión único, con el cual
ofrecerían todo tipo de documentales sin ningún tipo de tabú, sin limitación
alguna las 24 h. del día, con el fin de pervertir la mente del ciudadano medio
americano, “utilizando la propia decadencia de los Estados Unidos contra
ellos mismos, un arma contra la cual no tendrían defensa alguna”.
Un satélite de fabricación china y enviado al espacio por los rusos, con la intención de transmitir pornografía de cualquier tipo vía satelital (todo un visionario, pues hoy día está al alcance de todo el mundo) siempre servida con fines políticos, una forma muy subversiva de pervertir, dominar y ganar mentalmente al enemigo americano, en uno de los momentos en que la lucha entre bloques, estaba en un momento álgido.
Ultílogo: Un post scriptum para nada pasajero.
Hoy día este
relato podía pasar sin pena ni gloria por los anaqueles de bibliotecas y
librerías de gran parte del mundo, pero en el momento en que se escribió era
una gran historia, había una intransigente lucha de bloques político-militares,
que ponía en peligro la paz del mundo, con espías de por medio, un terrible
“telón de acero”, luego estaba ese lamentable muro de Berlín, una
auténtica vergüenza, que separaba a familias y gente que hablaba la misma
lengua y que tenía la misma cultura, traidores a los principios nacionales, y
perversión de la moral ciudadana, sin embargo en nuestros días podía parecer un
juego de niños, pues lamentablemente esta sociedad está de vuelta de todo, pero
ahí no terminaba el asunto, aún había más, también se emitirían reportajes y
fotografías censuradas en su tiempo sobre los juicios de Núremberg y de las
atrocidades producidas en ciertos campos de concentración, todo es válido para
el (des)control de las masas mediante la televisión. ¿Suena esto de algo?
El maestro siempre será el maestro.
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