El cura de Tours
El cura de Tours – (Honoré de Balzac)
Corto
de café: En los entresijos de St. Gatien
Una venganza pensada a plazos
Relectura:
“En
los comienzos del otoño del año 1826, el abate Birotteau, personaje principal
de esta historia, fue sorprendido por un chaparrón al volver de la casa donde
había pasado la velada. Atravesaba, pues, tan rápidamente como sus carnes
podían permitírselo la plazuela desierta llamada del Claustro, que se halla a
espaldas del ábside de Saint-Gatien, en Tours”.
Comenzar
esta reseña diciendo que de Balzac está todo escrito sería una perogrullada,
pero es cierto, así que puede resultar bastante complicado escribir de más o garabatear
de menos, porque el pecado sería doble, como los pecados que el escritor
francés nacido precisamente en Tours quiere denunciar en esta corta novela, que
en un principio iba a titularse “Los célibes”, pero que al final quedó
enunciada como “El cura de Tours”, que personalmente me gusta más,
siendo más atractivo para el lector.
En la “nouvelle”
se destaca la vida provinciana con sus dimes y diretes, también con sus envidias,
y traiciones, que es de lo que trata, mediante una venganza bien urdida por una
solterona, la señorita Gamard -que de tonta no tiene un pelo-, una
ambiciosa mujer (enfadada-cabreada con la vida), sedienta de revancha, ya que
socialmente se siente desplazada, junto a un oscuro eclesiástico, -trabaja
desde las tinieblas de su húmeda habitación- un tal Troubert, un auténtico
demonio escondido en la sombra, contra un inocente (pero también
ambicioso) abate apellidado Birotteau, convirtiendo su vida en un verdadero
infierno, donde la hipocresía campa a sus anchas en un mundo, el religioso, que
debería estar rodeado de bondad, pero este no es el caso, donde un grano de
arena va creciendo hasta convertirse en un problema nacional, y no estamos de
coña, porque la vida en provincias (según esta historia de Balzac) y sus
tejemanejes no es moco de pavo, encontrándonos con un “Realismo” en
estado puro.
“Pocas personas muestran desde el
principio sus defectos al desnudo. Generalmente cada cual trata de darse una apariencia
atractiva”.
Este relato
forma parte de su ciclo conocido como “La comedia humana”, donde las
ambiciones presentes no son ni el sexo ni el dinero, algo habitual en nuestra
sociedad, sino más bien es esa ambición que todo lo corroe, hasta llegar
a las máximas consecuencias, como sucede (vuelvo a repetir lo mismo) en esta
historia, que no nos dejará indiferentes, sobre todo con sus críticas al ya tan
cacareado y criticado (también discutido) celibato clerical, donde además Balzac
hace una descripción muy personal sobre los solteros.
“Sin duda en otros tiempos Troubert habría sido un
Hildebrando o un Alejandro VI. Hoy la Iglesia ha dejado de ser una potencia
política y no absorbe ya las fuerzas de las gentes solitarias. El celibato
tiene el defecto capital de que, poniendo todas las cualidades del hombre al
servicio de una sola pasión, el egoísmo, hace a los solterones inútiles o
nocivos. Vivimos en una época en que la falta de los gobernantes consiste en
haber hecho al hombre para la sociedad y no la sociedad para el hombre”.
Un pobre
párroco que a medida que transcurre la historia las va pasando ‘mas canutas’
debido a la desmedida avidez y sed de venganza de sus contrincantes, que poco a
poco, como la hormiguita, van consiguiendo sus fines, mientras que Birotteau es
abrazado por la miseria.
“Birtotteau era de esas personas predestinadas
a sufrirlo todo, porque no sabiendo ver nada, nada saben evitar: todo cae sobre
ellas…”
Post scriptum:
Un retrato de cómo eran las clases
sociales francesas en el S.XIX, diseccionadas con un perfecto ojo crítico, aunque
he de decir que tiene algunos comentarios sobre las “solteronas” que hoy día no
serían muy apropiados, dicho de otra forma, no son correctos para los tiempos
en que vivimos, podíamos decir que hasta misógina, sin olvidarnos tampoco de
ese punto anticlerical del autor francés.
La vida, esta
maldita vida que vivimos a veces nos juega malas pasadas, como al pobre abate
Birotteau, que de “hallarse” en el mejor de los paraísos (desde su punto de
vista), pasó de golpe y porrazo al peor de los infiernos, viendo sus sueños
hechos trizas. Una historia con la soltería y sus defectos siempre de fondo,
una música que sonará constantemente durante nuestra lectura, un presunto
agravio social que acabará de forma perversa.
“El celibato tiene el defecto capital
de que, poniendo todas las cualidades del hombre al servicio de una sola
pasión, el egoísmo, hace a los solterones inútiles o nocivos."
P.D. Aunque digamos lo
contrario, todos tenemos nuestras ambiciones, esos sueños internos que queremos
ver cumplidos, algunos para conseguirlo lo fuerzan de la mayor manera posible, hasta
conseguirlo, ya sea por las buenas o por las malas, mientras que otros, ven como
se alejan en la distancia, para perderse en la lejanía por siempre jamás. ‘Si
alguien se cree culpable o aludido, que tire la primera piedra’.
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