Las montañas de Buda
Las
montañas de Buda – (Javier Moro)
Largo de café: Un viaje
por la cordillera del Himalaya.
Escapando del terror hacia la
libertad
Relectura:
“En el
techo del mundo, en una inmensa región de nieve y cimas rocosas, en el Tíbet,
un país tan alto que roza las nubes, nunca una noticia corrió con tal celeridad
y despertó tanto entusiasmo”.
Iré directamente al grano, sin rodeos ni
circunloquios de ninguna clase diré que, es un libro duro y real como la vida
misma, aquí no hay nada de ficción, porque el autor, Javier Moro nos muestra
cual es la verdadera realidad que viven y han vivido la mayoría (por no decir
todos) de tibetanos, ante una invasión donde todo el mundo se quedó con los
brazos cruzados, y otros muchos en silencio, que es la mayor de las cobardías,
de las traiciones y de las acciones.
Un
ejemplo de vida por parte de los protagonistas, en especial de Kinsom y Yandol,
que atraviesan toda la cordillera del Himalaya, poniendo en riesgo su vida,
para conseguir la tan ansiada libertad. Monjas budistas que desafían al
poderoso invasor chino, que sufren cárcel y torturas, niños que hacen viajes,
travesías imposibles a temperaturas bajo cero, otros, también niños que están
considerados como reencarnaciones de otros dioses, como es el caso de Tenzin Gyatso, el joven Dalai Lama, el llamado “Océano de Sabiduría”. Un pueblo
que se opone a su desaparición, al fin de su cultura y religión, una
resistencia que es el arma más poderosa e importante que tiene el Tíbet.
“Aunque
todos los tibetanos se hallaban bajo vigilancia, los monjes y monjas lo estaban
aún más… porque nunca habían dejado de encabezar la lucha por la independencia
a pesar de la sangrienta represión”.
Nos
encontramos ante un grupo de personas, cada una con un pasado, cada una con un
objetivo diferente, pero todos con un mismo fin, salir del Tíbet, porque la
meta es encontrarse con el gran Dalai Lama, su gran líder espiritual, ya que es
el máximo objetivo, el fin de los esfuerzos. Dos caminos en el exilio, el de
las protagonistas de la historia, nuestras dos jóvenes monjas y el de Tenzin
Gyatso, el lama de todos los tibetanos, que se convertirá en uno solo cuando
lleguen al paraíso de Dharansala, el final de tan peligroso y al mismo tiempo
hermoso viaje.
“Caminar
era símbolo de libertad y su simple evocación provocaba un efecto estimulante”.
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