El retrato oval
El
retrato oval – (Edgar A. Poe)
Corto de café:
Poe y sus extrañas miradas, Poe y sus musas muertas.
Hay retratos
que parecen cobrar vida
“El marco
era oval, magníficamente dorado y labrado al gusto morisco”.
Principium:
Aquel
hombre herido que miraba de forma constante el retrato de aquella mujer, en su
semisueño le hacía tener la idea, el firme pensamiento que la dama del retrato
era una persona viva, llenándole de temor. Era la vida misma pensaba para sus
adentros, y cada vez que la miraba pensaba lo mismo, ese retrato parecía cobrar
vida por momentos.
Este
es un relato corto escrito hacia el año 1842, y lo podemos enclavar dentro de
la serie denominada musas muertas de Poe, como la de su amada “Ligeia”, el gran amor resucitado, que algunos comentan (por el relato en
cuestión de hoy) que tiene mucho que ver con un retrato en miniatura de su
madre, que el gran autor de Boston siempre llevaba consigo.
Argumentum:
Un hombre herido acompañado de su criado se
resguarda en un castillo mientras se recupera. En una de las habitaciones, la
más pequeña pasa la noche, en ella hay un retrato de forma oval, y entre la
almohada y las sábanas encuentra un libro que habla sobre los cuadros que se
encuentran y decoran la habitación. En una de esas repara en el retrato, que
estaba semioculto, realizado de tal forma que la hermosa joven parece tener vida por
momentos.
Cuando se entera del origen del
mismo, de la historia en sí no cabe en su asombro, pues era una bella doncella
que se enamora del autor del cuadro. El marido retrata día y noche a la mujer,
que no se da cuenta como poco a poco el ánimo y la salud de la bella esposa se
va marchitando, se va apagando. La mujer, en el amor que le tiene no
le dice nada, ella calla, oculta sus males y penas al marido, a sabiendas del
intenso amor que tiene por su trabajo. Al terminar la misma se da cuenta
de la tremenda perfección con la que ha realizado el trabajo, una pintura
perfecta, que cobra vida a cada instante que se la mira, sin embargo…
cuando levanta la vista ve que la mujer, su esposa, está
muerta.
Post
scriptum:
Nos muestra a un hombre víctima de sus propios
delirios, un hombre que nos recuerda muy mucho al narrador de ‘Ligeia’,
mostrándonos un mundo donde solo gobiernan las
musas muertas, las únicas mujeres
dignas del amor puro.
Creo que el cuadro ha sido
invadido por el alma de la doncella, creo que el usurpador del castillo
está lleno de delirios y, creo al mismo tiempo que la locura de amor nos
puede llevar a la muerte misma, no solo la nuestra, también la de los seres que
nos rodean. Creo también que Poe me está volviendo loco…
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