Habitación 35
Minicuentos
(2): En compañía de André Breton
Un cliente muy olvidadizo
Nos acercamos hasta la parisina capital de Francia para buscar entre sus callejones y riberas del Sena a uno de los teóricos del surrealismo, concretamente André Breton, el hombre que sentó las bases de la llamada ‘escritura automática’, pero hoy no vamos a entrar a trapo en estos temas, sino más bien transcribir uno de sus minicuentos, donde podemos comprobar una parte de su ingenio. Es un fragmento de ‘Nadja’, una novela autobiográfica escrita en 1928 y revisada por el autor en 1962.
Un señor se
presenta en un hotel y pide una habitación. Le dan la 35. Al bajar, unos
minutos después, y mientras devuelve la llave en la recepción, dice:
—Perdone, tengo
muy mala memoria. Si no tiene inconveniente, cada vez que vuelva, yo le diré mi
nombre: “Señor Delouit”, y usted me repetirá el número de mi habitación.
—Está bien,
señor.
Poco después,
se asoma a la oficina:
—Señor Delouit.
—Es la número
35.
—Gracias.
Un minuto más
tarde, un hombre extraordinariamente agitado, con la ropa cubierta de barro,
ensangrentado y casi sin aspecto humano, se dirige al conserje:
—Señor Delouit.
—¿Cómo que
“Señor Delouit”? No se burle de mí. El señor Delouit acaba de subir.
—Perdone, soy
yo… Acabo de caerme por la ventana. ¿Cuál es el número de mi habitación, por
favor?
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