El trasgo

 



El trasgo – (Pío Baroja)

 

Corto de café: Tras los pasos de seres de leyenda.


 

Hay cosas que pueden ser verdad y otras mentira

                  

    Hemos iniciado una aventura por los caminos del norte, con lugares de mitos y leyendas, recordaros que hace mucho tiempo que quedó atrás un tal Olaberri, más conocido como “El Macabro”, menudo personaje. Nos acercamos a la localidad de Arrigoitia, e intentaremos retomar fuerzas en el casino y conocer a los protagonistas de la historia, una historia que como todas siempre tiene un principio.

    Un local que todas las noches tenía tertulia, pero esta era especial, porque a la mañana siguiente tendrían feria, por tanto estaban de vísperas, así que, la gente, estaba más animada de lo normal. Las historias empiezan a correr de una mesa a otra, pero en la principal, donde se encontraban las fuerzas vivas del pueblo, los parroquianos más distinguidos, empiezan con los típicos cotilleos de la zona y después, como quien no quiere la cosa, acaban con las típicas historias que se salen un poco de lo cotidiano, de todo aquello que están acostumbrados a vivir, a pesar que son tierras de mitos y leyendas, pero el norte, siempre será el norte.

    En la amena conversación salen a relucir unos seres que son unos verdaderos diablos con sus travesuras, tanto para bien, como para mal, los tan temidos trasgos, personajes con los que hay que tener mucho cuidado, porque ellos “no se andan con chiquitas…”

“En eso sucede como en todo. Se le pregunta a uno: ¿Usted lo vio?, y dicen -yo no, pero el hijo de la tía Fulana, que estaba de pastor en tal parte sí que lo vio, y resulta que todos aseguran una cosa que nadie ha visto”.

   Sin embargo, uno de los presentes en una mesa de alrededor sí que asegura haber visto, oído y presenciado la travesura de tal singular personaje en tierras astures, algo muy vivido por él y que no considera irreal, tampoco que hubiera sido víctima de un sueño o de una habladuría de pueblo, por lo que deciden escuchar la historia, que los dejará de piedra.

“Era el trasgo -murmuró la vieja-, y ha venido a anunciarle la muerte”.

  Hay asuntos en los cuales uno no debe jugar, no debe tomarse a la ligera, porque entonces el trasgo (trasgu para nosotros) se puede enfadar y puede liarla de narices, tampoco habrá remedio que valga…

“Entonces cogió un palo, y marcó en el suelo, a su alrededor, una figura como la de los ochavos morunos, una estrella de cinco puntas…”

Es para librarse de los trasgus -añadió la vieja.


Don Pío Baroja en una fotografía tomada de sus tiempos jóvenes


Baroja no es como nos lo han descrito...
 

Post scriptum:

  Este relato, corto de café, de tinte fantástico deciros que, fue publicado a principios del siglo pasado, concretamente en el año 1900, en una antología titulada “Vidas sombrías”. En la historia (comentan algunos) que no queda muy claro si el acontecimiento es real o que el personaje azuzado por el trasgu está un poco perturbado. Que equivocados están, el trasgu vive, el trasgu existe, y por estas tierras astures podemos asegurar que anda trasteando por los recovecos de las casas, siempre diminuto, revoltoso y travieso, pero deciros que para librarse de él tenemos nuestros propios remedios, sin embargo, no es el momento ni el lugar para contarlos, eso ya es otra historia.

Ultílogo:

    Sabemos de antemano, eso cae de cajón que Baroja (Don Pío) es más conocido por sus novelas, sin embargo, si echamos un vistazo a sus relatos, nos damos cuenta de su gran imaginación y de lo expresivo que puede llegar a ser, mostrando las costumbres y personajes de una época, que gracias a su pluma podemos disfrutar mediante la lectura de relatos como este.


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