Una ligera resaca
Bukowski y sus cosas: "He besado más botellas que personas y sinceramente, una resaca duele menos que un desamor".
Una ligera resaca – (Charles Bukowski)
Corto de café: Desayunando problemas…
Me aburro mucho
“La mujer de Kevin le pasó el
teléfono. Era sábado por la mañana. Aún estaban en la cama”.
Los mundos, territorios y paisajes de
Bukowski son aquellos que nunca salen en las guías turísticas, ni
en las reseñas de la red de redes, ni en el boca a boca de los viajeros,
viandantes de lo desconocido, junto aquellos que van buscando lo imposible,
nuevas y estúpidas experiencias que contar, arregladas de hermosas y
envolventes mentiras para nada piadosas, tampoco son recomendados por esos
estirados sibaritas especializados en alta gama, junto a comida muy ‘gourmet’,
donde la pijada, junto a la estupidez humana, siempre es adornada con un poco
de salsa churrufuá y maniqueo al por mayor.
Estos
territorios, tampoco salen de la alcohólica imaginación de su autor, más bien
es una simple exposición -aunque bastante exagerada- de la vida misma, algo que
no debe asustarnos, ni volvernos tiquismiquis con la lectura de esos ácidos
renglones con olor a la vomitona de turno, después de una noche de excesos, y
despertando con la resaca de turno. Perdedores, hábiles truhanes, actores
secundarios de una sociedad en declive, junto a vicios y extrañas perversiones
humanas, de esa América profunda que acaba con los sueños de cualquiera, muchas
veces sin ni siquiera intentarlo.
Gente que va
al wáter a cagar, y luego desayuna huevos fritos, panceta, tostadas y café,
gente como tú y como yo, pero con la gran diferencia que esconden sus secretos,
convirtiéndose en torcidos renglones muy difíciles de enderezar, unos
auténticos maníacos que se esconden tras las cortinas (sucias ya de por sí) de
una flamante cocina, repleta de los últimos adelantos, que te hacen la vida más
cómoda, aunque a veces falle la maldita tostadora, donde las miserias humanas
nunca van de excursión por la tubería del fregadero, debido a la gran cantidad
de mierda que contiene, imposible de tragar, también de digerir, como a ciertos
individuos, que se la sopla todo, donde lo único que se la pone tiesa es un
wiski con soda, hay que joderse.
Fracasados
en busca de falsos sueños, que les niegan la ayuda que tanto necesitan, pederastas,
puteros, hijos de puta de primera división, una fauna borracha en busca de la
nada, reflejada en “una ligera resaca” que puede traer
nefastas consecuencias al portador de la misma, que se joda, por degenerado y
gilipollas, con una memoria perdida a causa de la bebida, de la ceguera de lo
inevitable, junto a una situación insostenible y que ha llegado a su límite,
bajo la estúpida respuesta de “es que me aburro mucho”.
Y ahora que
hemos terminado con los excesos de la despedida de fin de año, jodido el hígado
con el batiburrillo alcohólico que ha mamado nuestro cuerpo, donde tampoco
diferenciamos el joder, joderse y estar jodidos, donde Baco nos ha abierto las
puertas de los cielos solo debo decir un apunte final, de vez en cuando
deberíamos releer este bukowskiano relato, para atenernos a las consecuencias
finales de nuestros febriles y dipsómanos actos, porque los delirios de nuestra
borracha locura nos recibirán con un fuerte abrazo a la vuelta de la esquina.
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