El maestro
El maestro
Minicuentos (13): Los
problemas se cortan por lo sano – Hay castigos muy ejemplificantes…
Hay alumnos
que pueden resultar muy desagradables
El humor negro y potente de Max Aub vuelve a salir a luz mediante “Crímenes ejemplares”, publicado en 1957, con una irreverencia que hoy día vuelve asombrar, porque por algunos relatos parece que no pasan los años. Para este genial autor los crímenes pueden ser de muchas clases, dando lugar (dejando) en este caso una pequeña esquina para la violencia mostrada en relatos…
Uno de ellos
es “El maestro”, que a continuación transcribimos, una confesión que en esta
ecléctica bitácora que nadie lee no podíamos pasar por alto, y que también para
algunos, pudiera parecer desconcertante.
"Hace diez
años que soy maestro de la Escuela Primaria de Tenacingo, Zac. Han pasado
muchos niños por los pupitres de mi escuela. Creo que soy un buen maestro. Lo
creía hasta que salió aquel Panchito Contreras. No me hacía ningún caso, ni
aprendía absolutamente nada: porque no quería. Ninguno de los castigos surtía
efecto. Ni los morales, ni los corporales. Me miraba, insolente. Le rogué, le
pegué. No hubo modo. Los demás niños empezaron a burlarse de mí. Perdí toda
autoridad, el sueño, el apetito, hasta que un día ya no lo pude aguantar, y
para que sirviera de precedente, lo colgué del árbol del patio".
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