Sakuragawa

 


Sakuragawa

 

 

Un poco de teatro japonés.

 

Perdidos entre la ficción y la leyenda

 

   Tras visitar Kioto y comer opíparamente en la taberna Kamogawa seguimos en Japón, porque aún tenemos muchas visitas pendientes, ya que queríamos saber algo más sobre sus gentes, sobre sus historias, y hemos sabido de una que quizás pueda interesar, aunque os advierto que es un poco triste, se llama Sakuragawa, y trata sobre la separación de una madre y su hijo.

   Sakurago es un niño que se vende a un traficante de esclavos para ayudar a su madre pobre y viuda. Ella, como es natural se vuelve loca de dolor al enterarse de la desaparición de su hijo y no saber nada sobre su paradero, así que vaga diariamente por el campo. Pasado un tiempo el joven es un sacerdote novicio en la lejana ciudad de Hitachi, y un día es llevado junto con otros compañeros a las cercanías del río Sakuragawa, para contemplar la belleza de los cerezos en flor. La madre vaga por la ribera del río, recogiendo las flores que caen, pues le recuerdan al hijo, luego danza para entretener a los sacerdotes, pero llega un momento en que ambos se reconocen, y acaban abrazándose.




  Todo tiene un porqué, todo está en sintonía, el hijo recordar que se llama Sakurago, que significa “el niño de los cerezos en flor”, porque es en Sakuragawa y en la época de los cerezos en flor cuando se reúnen madre e hijo. La madre es una monogurui (mujer loca) y en aquellos tiempos entretenían a la gente. La obra cuando es representada en teatro es de tipo “Noh”(1) y está considerada en el orden de cuarta categoría, pero eso es otra historia.

 

(1)   El teatro “Noh” esta en oposición al famoso Kabuki.


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