La puerta abierta

 




La puerta abierta


 

Góticas tenebrosas (9): Charlotte Riddell


 

‘Ladlow Hall’, la casa que nadie quiere habitar, porque un gran misterio cierne sobre ella

 

“Hay personas que no creen en fantasmas. De hecho, también hay gente que no cree en nada. Incluso existen quienes se mantienen incrédulos ante la puerta abierta de Ladlow Hall”.

 

  Nosotros entramos dentro del tipo de personas que en estos momentos nos gusta leer novela gótica victoriana, para saborear las historias de estas mujeres que mediante sus relatos transportarán al lector hacia otros lugares más fantasmagóricos y tenebrosos. Con “La puerta abierta” nos encontramos con uno de los relatos recurrentes de la época victoriana cuando nos referimos a los cuentos de fantasmas, y es esa puerta que misteriosamente nunca se cierra. En “The open door” se desarrolla un ambiente sobrenatural en el interior de una casa embrujada, que como no podía ser de otra forma pertenece a un Lord venido a menos por las circunstancias de la vida, y que está situada en la campiña inglesa.

   No hay casa señorial que no disponga de su correspondiente fantasma y, al mismo tiempo no sucedan cosas extrañas (paranormales) en su interior, porque dicho solarón perdería categoría. Un joven sin miedo que está resuelto a resolver el condenado misterio que envuelve a la dichosa puerta que nunca se cierra, donde Charlotte Riddell consigue crear uno de los mejores momentos -ambientes- dentro del denominado mundo paranormal de la época, y como siempre hago comparaciones, la autora no tiene nada que envidiar a otros autores del mismo género, digamos por ejemplo a Sheridan Le Fanu.

    A lo largo de la lectura de este fantasmagórico y gótico relato, muy de la época, se irá desgranando un misterio sin resolver que trae de cabeza a todo el mundo.


Charlotte Riddell, la escritora gótico-tenebrosa protagonista de la entrada de hoy


Post scriptum:

   Charlotte Riddel no tuvo una vida fácil, siendo una de esas mujeres que se hizo así misma. En un principio escribió bajo seudónimo, hasta que en el lejano 1864 empezó a utilizar su verdadero nombre. En sus obras trataba diferentes temas, como la riqueza y la propiedad, las herencias o el mundo de los negocios, esto se puede ver claramente en el título de hoy, siendo acusada (faltaría más) de usar los fantasmas y las casas encantadas para efectuar la correspondiente crítica social. Muchos de sus títulos se recogen en un volumen llamado “Weird Stories”. Falleció de cáncer en Kent, Inglaterra en 1906.


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