No hay camino al paraíso

 



No hay camino al paraíso – (Charles Bukowski)

 


Corto de café: Acodado en la barra del bar.


 

Entre las cansinas palabras de Bukowski

                                                                            

Yo estaba sentado en un bar de la avenida Western. Era alrededor de medianoche y me encontraba en mi habitual estado de confusión. Quiero decir, bueno, ya sabes, nada funciona bien: las mujeres, el trabajo, el ocio el tiempo, los perros… Finalmente sólo puedes ir y sentarte atontado, totalmente noqueado, y esperar; como si estuvieses en una parada de autobús aguardando la muerte.

                                                                                                      

Cuando uno termina de leer este incongruente relato muy al estilo del ya cansino Bukowski, vuelvo al mismo tema de la última vez que hablé sobre este autor, preguntándome varias cosas. ¿Es una descripción de la vida misma, es otra aventura más de las ya picassianas frustraciones del alcoholizado autor, víctima de su trastornada cabeza, o una tomadura de pelo, una vuelta de rosca más para reírse de nosotros a la p*** cara?

        Hay autores que amas y odias al mismo tiempo, que deseas y aborreces, que te atraen y repelen. Tras leer esta gansada me ha sucedido lo último, el cabronazo me ha creado un aborrecimiento brutal, pues una cansa de tanto ciudadano desahuciado por la sociedad, de tanto wiski barato, demasiadas visitas a la barra del bar, puticlubs de muy baja estopa, borracheras, vómitos y meados, personajes muy outlaws (fuera de la ley), que se la chuflan las leyes de la nación y el prójimo, hasta los coj**** de tanto alcohol y tanto sexo, de tanta chorrada des(literaria), además  uno está hasta los mismísimos de la gente que va en contra del mundo para hacerse diferente, para hacerse la simpática.

         A Bukowski le he puesto por las nubes, le subí en un pedestal, pero ahora le he bajado del pódium con una buena patada en el culo, pues estoy vacunado contra esa gente que se pasa la vida acodado en la barra del bar, pensando en echar un buen polvo con la primera mujer que le dirija la palabra.

       Puedes irte a la mierda querido bebedor, uno está cansado de leer tanta sandez, dándome cuenta de una cosa, que leyendo tanta estupidez no hay camino al paraíso” literariamente hablando. Tira tus botellas de licor barato, estén llenas o vacías eso a mí me da igual, vomita de una vez todo tu odio y deja a algunos lectores en paz. Feliz borrachera amigo, que tengas una mala resaca y un peor despertar…

Hoy no he sido invadido por el espíritu bukowskiano de siempre,

esta vez ha sido todo lo contrario…



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