La sombra en la esquina

 


La sombra en la esquina

 

Góticas tenebrosas (10): Elizabeth Brandon

 

Acechando en la oscuridad de la habitación

 

“La granja Wildheat estaba un poco alejada de la carretera, con una franja de brezal yermo y unos pocos abetos altos por único abrigo. Era una casa solitaria en un camino solitario, que atravesaba un baldío de campos arenosos en dirección a la costa; y era una casa que disfrutaba de mala fama entre los lugareños de la aldea de Holcroft, el lugar habitado más próximo. No obstante, era una buena casa antigua, construida en su mayor parte en tiempos en que no se escatimaba la piedra ni la madera: una buena casa antigua de piedra grisácea, con muchos gabletes, anchos asientos junto a las ventanas y amplia escalera, largos y oscuros pasadizos, puertas disimuladas en rincones misteriosos, armarios tan grandes como algunas habitaciones modernas y bodegas donde hubiera podido emboscarse algún regimiento”.


  Muchas personas repiten lo mismo y puede que estén en lo cierto. No hay mansión victoriana que no tenga su propio fantasma, ni caserón inglés que tenga sobres sus espaldas una buena leyenda, junto con un antepasado con una oscura trayectoria, y eso es lo que ocurre en este relato de Elizabeth Brandon, ‘La sombra en la esquina’.

   Michel Boscon es un erudito que solo vive por y para sus estudios en una vieja casona familiar, junto a dos viejos criados, un par de verdaderos cascarrabias, que debido a la edad deciden contratar con permiso de su señor a una pobre huérfana que les ayude en las tareas del hogar. La casa tiene fama de oscura, rara y hechizada, debido a lo fantasmagórica que es, junto a la leyenda que hace tiempo le acompaña.

 En la casa empiezan a suceder cosas extrañas, que provocan que los acontecimientos vayan sucediendo de forma rápida e inexorable (esta autora no se anda con circunloquios de ninguna clase), algo que se les escapa a los habitantes de tan singular mansión, sucediendo lo impredecible, aquello que no está al alcance de sus manos.

Ultima verba:

   La autora fue una mujer que se puso el mundo por bandera, como debe de ser. Antes de escritora fue actriz, algo que en aquellos tiempos no estaba bien considerado (eran los pacatos tiempos victorianos, donde todo tenía un orden), algo que no estaba bien visto, pero como ya dije anteriormente, le daba igual. Ella iba a lo suyo, hasta el punto de escandalizar a esa sociedad enquistada en sus rígidas y anticuadas normas, siendo una de las escritoras más importantes de la época.


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