La gota de sangre

 


La gota de sangre – (Emilia Pardo Bazán)

 

Largo de café: Un incidente en el Teatro de Apolo -“La huella del crimen” (6).

 

Chulita Ferna

 

   Desgraciadamente, la mayor parte de las cosas tienen siempre explicación vulgar y prosaica, y la vida es un tejido de mallas flojas, mecánico, previsto: nada romancesco lo borda”.

 

Introductio:

   En el año 1911 doña Emilia Pardo Bazán escribía “La gota de sangre” y de su pluma saldría una de las primeras novelas policiales españolas, donde nos encontraremos con un señorito muy de la época y aficionado a leer novelas detectivescas que de aquella estaban tan de moda, llamado Ignacio Selva, que tiene una pretensión, resolver un crimen cometido dentro de su círculo de amistades, y que vistas las pruebas (a primera vista), él parece ser uno de los primeros, o mejor dicho, el principal sospechoso. Como quiere demostrar su inocencia decide descubrir por su propia cuenta y riesgo quién es en realidad el asesino.

   Nos encontraremos con un hombre un poco aburrido de la vida, pues nada hace a parte de leer novelas detectivescas, algo prepotente (va de listillo), y que utiliza el método de la deducción para ir resolviendo ese horrible crimen del cual se le acusa, pero por muy listo que sea, por muy imposible y difíciles que se le pongan las cosas, y él las vaya superando, en el fondo es humano, teniendo sus debilidades e imperfecciones que se irán viendo a lo largo de la lectura, sobre todo al final de la misma, donde su pedancia, y vuelvo a repetir debilidades humanas pueden jugarle una mala pasada.

Ultílogo:

   Esta novela corta merece salir en la ‘silenciosa bitácora’ por varias razones, la más importante de todas es que es el primer relato policiaco escrito por una mujer en España, y realizado nada más y nada menos que por doña Pardo Bazán, donde un muerto hallado en extrañas circunstancias ocupa la primera plana de nuestra lectura, y un detective aficionado que intenta resolver el crimen, todo un clásico dentro del género, pero doña Emilia, como siempre, lo resuelve de una manera eficaz. Es una pena que este título haya sido su única incursión dentro del apartado detectivesco, pues había tenido mucho que decir, convirtiéndose sin lugar a dudas en una maestra dentro del género, con novelas que aún estaríamos saboreando.

  “(…) he llegado a descubrir cuanto ha sucedido. Por una gotita, por nada. Sábelo, y ojalá quieras mudar de vida: nada se oculta: todo lo señala, todo lo revela aquello que nos castiga siempre a proporción del delito…”



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