Una mancha de sangre

 



Una mancha de sangre – (Joaquín Belda)

 

Largo de café: Una charada llevada al límite -“La huella del crimen” (7).


 

¿En serio que no era broma?

 


           

Hoy nos acercamos hasta el escritorio de un (des)conocido para el gran público Joaquín Belda, que entre otras cosas fue articulista, escritor de relatos cortos y propietario de un excelente sentido del humor (de eso iba sobrado), algo que podemos comprobar en la entrada de esta reseña, (y en la lectura del relato), donde nos encontraremos con más de una línea llena de ironía. Arturo Ibarra es víctima de una broma, (en realidad se está rodando una película, en la cual él es un protagonista inesperado, un interviniente escogido al azar y no precisamente por el destino), haciéndole ver a pies juntillas que en realidad ha cometido un asesinato, un cacareado crimen que hace que tenga a media policía de Madrid siguiendo sus pasos, llenándole de extrasístoles el corazón, y donde aparecerá más de una vez esa maldita cartera, con mil vidas -de su propiedad-, pieza importante de su acusación, que contiene una mancha de sangre y, aunque se deshaga de ella de mil y una maneras siempre aparece intacta, siempre está ante su vista, para susto y disgusto de su persona.

       La novela es una charada de tomo y lomo, una tomadura de pelo de principio a fin sobre la persona de Arturo Ibarra (un pobre inocente), hasta el punto de volverlo loco, creyendo que vive en un espacio paralelo, de no saber si está viviendo un sueño o es la más pura realidad, convirtiéndose en un relato negro escrito para hacer reír, para pasar un buen rato a costa de un -vuelvo a repetir- pobre hombre, que en un principio se las daba de listo y que al final de la historia… queda como un verdadero idiota.



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