Una mona en casa

 



Una mona en casa - (Arthur C. Clarke)

 

Corto de café: Aviso para todos aquellos que sean unos verdaderos aburridos - “Que bueno es tener sentido del humor”.

 

Enseñando a la mona

 

Relatos de diez mundos (7):

 

“Abuelita pensó que mi idea era horrible; claro que ella todavía podía recordar los días en que los sirvientes eran humanos. -Si piensas que compartiré la casa con una mona, estás muy equivocada- resopló”.

 

   ¿Compartirías tu vida con una chimpancé, un antropoide modificado genéticamente y que responde al nombre de Dorcas? A la protagonista, mejor dicho narradora de la historia no tiene ningún reparo en hacerlo, ya que Dorcas le ayudaría en el cuidado de los niños, las labores de la casa, siempre monótonas, acompañar a la abuela en su día a día… eso sí, siempre dándole órdenes bien sencillas y fáciles de entender, pues hay que tener mucho cuidado en no atorar su simple cerebro. Eso sí, hay que corregirla de vez en cuando, ya que le gusta mucho trabajar con los pies, y en ese sentido hay que enseñarle a que utilice más las manos.

“Hola Dorcas, espero que seas feliz aquí”.

  Un metro veinte de altura y otro tanto de anchura se puso a trabajar pulcramente en el hogar asignado, hasta que a la dueña de la casa, antigua estudiante de bellas artes tuvo la brillante idea de enseñarle a pintar, porque Dorcas siempre era amable, concienzuda y nunca se enfurruñaba, claro, todo visto desde la mirada de una chimpancé, y esto lo digo sin ofender, porque monos y monadas hay demasiadas por el mundo, en eso estamos “sobrados”, como algún político procedente de la otra parte de los mares.

P.D. – La sorpresa vino en el día en que descubrió de que forma pintaba en verdad los cuadros nuestra querida Dorcas…

“(…) lo que realmente me enojó fue pensar en todo el tiempo que había desperdiciado mejorándole la técnica… y los modales.




Comentarios

(Entradas más populares) Si te apetece seguir leyendo...