La chica del cumpleaños




La chica del cumpleaños – (Haruki Murakami)

 


Corto de café: Los parachoques están para abollarlos.


 

El único deseo

           


“El día de su vigésimo cumpleaños trabajó de camarera, como de costumbre. Le tocaba todos los viernes, pero, de hecho, aquel viernes por la noche no debería haber trabajado”.

 

Argumentum:

     ¿Qué sucedería si después de pedir el día, y debido a un inconveniente te ves obligado a trabajar la fecha de tu veinte cumpleaños? Murakami nos narra lo que ocurre una noche de tormenta, cuando una joven cumpleañera no tiene más remedio que suplir a una compañera, y en su turno le encargan llevar la cena al propietario del restaurante, un viejo y solitario individuo, que vive en la sexta planta del mismo edificio donde se encuentra este solicitado negocio de restauración. Cuando menos lo espera el anciano le hace una única proposición (bastante rara) que debe decidir en el momento, y que dejará una huella bien marcada en su vida para siempre.

   La propuesta consiste en que debe pedirle un único deseo, y si está de su mano, este será concedido. ¿Qué deseará la protagonista de este relato? ¿Cuál es (en el fondo) la propuesta? Un trabajo por horas, como el que efectúa la protagonista no da para mucho, pero… si estás interesado en la dichosa proposición, y en la respuesta de la misma no tendrás más remedio que leer este corto relato, que responderá a tu curiosidad en el último momento.

Ultílogo:

   Quiero resaltar que lo más importante de este cuento es la importancia que cada uno de nosotros demos a los cumpleaños, pero también a los deseos que ansía nuestro corazón, y para cumplirlos cuál es el lugar de preferencia que ocupan en nuestras vidas, porque son como los valores, jerárquicos. Hay que saber elegir entre el ahora (el presente en el cual nos movemos y respiramos)  y el futuro, donde muchos lo dejan para un mañana muy lejano, porque es algo que todavía no podemos tocar con los dedos por mucho que nos estiremos, ya que lo más cercano sigue siendo tangible y factible (con perdón del ripio malo).

Post scriptum:

   Ella no pensó en satisfacer sus ‘necesidades’ en el momento, sino que pensó a largo plazo (caray, esto no concuerda mucho con lo que he escrito anteriormente). Tokio siempre guarda sus historias, bastante reales, y Murakami es el encargado mediante su imaginación de sacarlas a la luz.  Aunque parezca una historia simple no lo es, ya que los deseos y la curiosidad pueden ser una buena excusa, la puerta para conocer a ‘la chica que trabajó el día de su cumpleaños’, aunque eso sí, (perdonarme este maldito spoiler) no tiene un final apoteósico, lleno de trompetas y tambores, donde se abren las puertas de los cielos para recibir al vencedor.

P.D. No quiero que me toméis por un ñoño, yo también he trabajado el día de mi cumpleaños, siempre lo hice así, y nunca me hicieron ese tipo de propuestas, al contrario, como regalo me molieron a trabajo, pero es la vida misma, y en ese sentido no me quejo, lo transcribo aquí que es bien diferente.

“Una persona, llegue hasta donde llegue, jamás puede dejar de ser ella misma”.

 


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