El solitario
El solitario – (Horacio Quiroga)
Corto de café´: Soportando una humillación constante.
Una
relación bastante tóxica
“Kassim era un hombre enfermizo, joyero de profesión,
bien que no tuviera tienda establecida. Trabajaba para las grandes casas,
siendo su especialidad el montaje de las piedras preciosas. Pocas manos como
las suyas para los engarces delicados”.
Commentarium:
Dicen que
el cuento, el llamado relato es el hermano pequeño de la novela, que
equivocados están, porque la historia es al revés, como sucede siempre en estos
casos, unos se llevan la fama y otros cardan la lana. El cuento es un
hermano mayor que siempre ha sido desvalorado, en especial por las editoriales,
que no admiten relatos pequeños, ni cuentos (ellas ya tienen bastante con el
suyo) cuando se les envía un manuscrito, prefiriendo publicar a los mismos cargantes
de siempre, que se repiten hasta la extenuación, machacándonos temporada tras
temporada con los insufribles ladrillos, a los que malamente y a la fuerza nos
quieren equivocadamente acostumbrar.
Cuando uno
lee ‘El solitario’, de Horacio Quiroga (cuentista uruguayo, uno de los
maestros reconocidos del cuento latinoamericano), nos damos cuenta de una cosa,
la sencillez de una narración puede tener múltiples recursos
estilísticos, y es en esa sencillez donde se encuentra la belleza del mismo,
diciendo mucho, expresando mucho en pocas palabras. Esto me
recuerda a los videoclips musicales donde en pocos segundos son capaces de
contar una gran historia, y también como los anuncios de colonias en las
pesadísimas épocas navideñas, que en unos instantes pueden contarte una buena
ficción, tan real que, es más parecida a un corto que a un anuncio
publicitario.
Argumentum:
En ‘El
solitario’ nos narra la historia de un joyero, propietario de un
indiscutible talento y manos maravillosas, pero que a pesar de toda su
laboriosidad, siempre es humillado por una esposa egoísta, que siempre pide
más, que siempre desea algo para sí misma, sin importarle la situación, y que
está arrepentida de haberse casado con él, pues desea que las joyas que fabrica
y diseña su marido de forma incansable fueran para ella, siempre insatisfecha
de la vida, ya que piensa que su belleza podía darle algo más.
Post scriptum:
No
todo en esta vida es de color de rosa, todo tiene un límite, y la
paciencia de Kassim (el joyero) está llegando al punto más álgido, y el rencor
se instala en el interior de su tranquilo corazón, donde la última joya que
está preparando tiene un fin específico, porque a lo mejor, el sueño de la
narcisista y mezquina esposa pudiera hacerse realidad.
Ultílogo:
Nos encontramos con un caso claro de lo que podía sr la falta de comunicación en el matrimonio. Una relación tóxica que tarde o temprano tiene que llegar a su fin, porque se ha convertido en una verdadera bomba de relojería que pudiera estallar en cualquier momento. Unos sueños de lujo que solamente son eso, sueños, que ni siquiera podrá tocar con la punta de los dedos, junto a una joya, siempre presente, que acaba teniendo un lugar prioritario (prominente) en la historia.
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