Las lavanderas nocturnas
Góticas
tenebrosas (3): George Sand – parte 1
Este
es un relato donde se nos narra como las mujeres que han matado a sus hijos,
(el peor de los crímenes que un ser humano puede cometer) se reúnen tras morir
por las noches, en las vegas de los ríos o entorno a las fuentes, con la misión
de asustar -aterrar- a todos los viandantes que pasen cerca y, tengan la mala
suerte de observarlas, de haberse tropezado con ellas. Un pequeño relato, un corto
de café dentro del denominado género del terror.
Ad rem. (Vayamos al grano)
Dicen
que en ciertos lugares que aquí no voy a especificar que, durante la noche se
oye la paleta precipitada y el chapoteo de las lavanderas fantásticas. Las
fuentes y los pantanos siempre han sido lugares míticos, muy propicios a todo
tipo de leyendas, también de verdades.
Las
auténticas lavanderas son las almas de las madres infanticidas. Mucho cuidado
con acercarse a ellas, porque pueden ser muy peligrosas. ¿Has oído alguna vez
por la noche, durante sus largos silencios el paleteo de las lavanderas al
chocar su palas contra el agua? Algunos dicen, aquellos que no creen en
misterios y leyendas, que son las ranas, pero hay mucho iluso que, en más de
una ocasión ya se ha topado con este tipo de brujas inmundas, retorciendo sus
harapos al amparo de la noche.
Las
leyendas de la región, de la comarca, pueden ser más reales que las noticias de
los telediarios, esos que nos tragamos todos los días, donde las aguas
cristalinas de los ríos, vuelvo a repetir que, guardan multitud de misterios.
Hay encuentros que pueden provocar miedo, mucho miedo, lugares donde nunca
debes volver sobre tus pasos, donde nunca deberías caminar solo.
Si
alguna vez alguien te cuenta que tuvo un encuentro con uno de estos seres,
recuerda una cosa, no está loco, ya que no hay charca o fuente que no sea
frecuentada por las lavanderas nocturnas, o bien por otros espíritus digamos
que, más o menos molestos, pueden tropezarse en tu camino, haciéndote pasar un
mal rato. Hay cierto tipo de historias que hacen volar mucho la imaginación,
relatos que harán que nunca se olviden.
Aurore Lucile Dupin de Dudevant (George Sand)
Post scriptum:
En
algunos países existen las hilanderas nocturnas, más conocidas como
“brayeuse”, que hilaban el cáñamo delante de las puertas de ciertas casas, sin
embargo en otros, la protagonista es la harapienta nocturna, las
pedigüeñas que solo querían una limosna. Si le dabas algo se ponían altas y
fuertes, para molerte después a palos. No te fíes de las ancianas débiles y
achacosas, pueden tener los puños y la fuerza de tres hombres y medio. Teme a
todos los seres que no son de este mundo y que no tienen el cuerpo ‘como los
cristianos’.
Felices y solitarias caminatas nocturnas, que tengáis un mal encuentro...
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