Una cena de Nochebuena
Una
cena de Nochebuena – (Guy de Maupassant)
Corto de café: Una jornada de caza
Paseando por la Normandía
La Navidad según
Guy de Maupassant
“No
sé exactamente el año. Llevaba todo un mes cazando por aquellos lugares con un
brío impetuoso y una alegría salvaje, con ese ardor que se tiene para las
pasiones nuevas. Me hallaba en Normandía, en casa de un pariente soltero, Jules
de Banneville; y éramos solamente nosotros dos, una doncella, un doméstico y el
guarda del castillo señorial. Este castillo, viejo edificio grisáceo rodeado de
pinos, en cuyo interior había unas largas avenidas de castaños azotados por el
viento, parecía abandonado desde hacía siglos”.
Introductio:
Todo sucede al finalizar una jornada
de caza, pero tirarse un mes de montería al reclamo y acecho de las bestias
para obtener un buen premio, sin tener otra cosa que hacer, salvo esa (díganse
las batidas) y “matar” el aburrimiento, uno puede intuir algo, que ambos
personajes, tanto el narrador como su primo no necesitaban para nada trabajar,
y el lugar, los acontecimientos suceden en esa Normandía que siempre tiene muy
presente el autor de este relato, entre extensiones de terreno y, grandes
casonas nobles y familiares, muy típicas de esa zona de Francia, que están todo
el año vacías, tan solo ocupadas por los sirvientes, habituales guardianes de
tales posesiones, semiabandonadas por sus ostentosos e indolentes propietarios.
Scriptum:
Una buena parte de la historia de
este particular relato navideño va ha ocurrir en una cena de Nochebuena, pero
ojo, aquí no nos encontraremos con el típico relato navideño de aquellos
tiempos, lleno de musicales campanillas y ñoñerías similares, nos daremos de
bruces con la más pura realidad, entre dos personajes que, en teoría tienen sus
servicios básicos (las necesidades de la vida) bien cumplidos, con otros que no
tienen nada, es la vida misma, que da un buen puñetazo en las narices -por no
decir en el culo- a dos verdaderos hacedores de la nada, amantes de la
caza, la buena vida e intuyo que también ir en busca de hermosas mujeres con
las que pasar el rato, con un final que, aunque pueda causar risa, no tiene
gracia alguna.
Ultílogo:
Un velatorio que engaña
mucho, un velatorio que tiene bastante que decirnos y… un velatorio que parece
astracanado, pero no lo es, porque muestra una verdadera denuncia social,
mediante un realismo, para nada mágico, totalmente palpable a lo largo
del relato, en ese Maupassant no se esconde, con una Normandía con más oscuros
que claros.




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