El Libro de Horas de Bedford

 

Una hermosa Natividad de este peculiar artista, un maestro en su estilo

    Dicen que Mozart, Beethoven y Bach son la Santísima Trinidad del mundo de la música, mientras que yo (humildemente), con toda la admiración que tengo hacia la escuela leonesa de iluminadores, -un claro ejemplo lo tenemos en el Beato de Valcavado- me arriesgo a decir lo siguiente: Los hermanos Limbourg, Jean Bourdichon y el Maestro de Bedford son la Santísima Trinidad del "Ars Illuminandi", ese arte miniado que tanto apasiona a muchos, y eso lo podéis comprobar por ejemplo en Instagram.

    En la entrada de hoy cogeremos nuestra máquina del tiempo, viajando hacia el gótico francés, y de paso nos acercaremos solo con la imaginación hasta las salas de la British Library de la City -Londres- para encontrarnos cara a cara con la joya de la corona, que no es precisamente la aureola que clama a los cuatro vientos  la nobleza de la reina madre, sino con un Libro de las Horas más rico de toda la Edad Media. Nos estamos refiriendo al Libro de las Horas de Bedford, un ejemplar realizado para acercarnos de forma portentosa a Dios, y sigo arriesgándome más todavía al decir que este ejemplar convertido ya en leyenda sea una ayuda, una scala Dei para ponernos en contacto con el mundo espiritual situado allá arriba, donde los seres espirituales viven su particular mundo de armonía, trabajo y obediencia a su Creador, como si fueran monjes bajo la Regla de San Benito, pero creo que ya me estoy metiendo en harina de otro costal...


    Tiempo atrás, estamos hablando del S. XV un tal Juan sin Miedo encarga esta obra a un taller de París, que era conocido por la calidad de sus obras, el taller del Maestro de Bedford, por casualidades de la vida el libro en cuestión fue regalado tiempo después por Felipe que era el hermano de Juan, -ese el cual decían que no tenía miedo- a Ana de Bretaña, que también ha salido ya por estas línea de la bitácora silenciosa cuando se casó con el duque de Bedford.

    Vayamos al grano -ad rem- porque ya no quiero ponerme más pesado con la dichosa historia del libro, pero ya sabéis que este tipo de obras siempre llevan algo detrás que es importante descubrir. Ante nuestros ojos se despliega la iconografía bíblica más rica de toda la Edad Media sin discusión alguna. El autor de esta magistral obra es el Maestro de Bedford, uno de los más grandes entre los tiempos de los tiempos por más que rebusquemos, además todo este "curre" lo realizó el solo -como el autor del Valcavado mencionado más arriba-, las restantes miniaturas, tan solo unas pocas, creadas por sus ayudantes fueron hechas por indicaciones suyas, así que como decimos por aquí 'pa'l casu patates'.

    Claro está, es necesario saber la identidad de este genial artista, quien era la persona que se escondía bajo ese nombre, pero tan solo podemos decir que el apodo viene dado gracias a su mecenas un tal John Lancaster que era en realidad el duque de Bedford.

    No podía ser de otra forma, los hermanos Limbourg (Herman, Paul y Johan), aquellos que fueron los artífices de otra gran belleza, siempre marca de la casa, 'Las grandes horas del duque de Berry' fueron de gran influencia para Bedford (para eso son miembros de la santísima trinidad de iluminadores), hace que observemos toda la gran cantidad de detalles que aparecen en todas las iluminaciones.



578 páginas (ilustradas)

1250 medallones

38 miniaturas finamente trabajadas

Texto en latín, pero también en francés donde se nos explican las miniaturas.

    Los estudiosos de esta obra destacan entre otras cosas el amor que tenía el artista hacia la naturaleza, la forma en que trabaja la perspectiva, la habilidad de su mano para mostrarnos una serie de conjuntos arquitectónicos, (algunos recuerdan a los hermanos Limbourg), sin olvidarnos de los paisajes. ¿Qué más se puede pedir?

    Era un gran retratista, eso no lo podemos negar, sobre todo destacamos los detalles del rostro y de sus vestimentas, que son espectaculares. Un lujo muy aristocrático al alcance de unos pocos. Las miniaturas qué más podemos destacar dentro del mismo son "El Arca de Noé", "La Torre de Babel" y "La Creación".

'La Torre de Babel': Una miniatura de la misma a la que no le falta detalle, donde se muestra la minuciosidad del artista y la importancia de la devotio en aquella época.


"El Arca de Noé"



Post scriptum:

 

     Como siempre recordaros que estas entradas junto con el material aquí presentado por mi parte siempre tienen y tendrán un carácter divulgativo, sin ánimo de lucro. Tan solo me mueve la pasión por todo tipo de libros, en especial los de esta clase, que me apasionan un montón.

    La información de esta entrada es gracias entre otras a Eikon Editores en los cuales me he apoyado para hacer esta entrada, y quiero agradecer aquí su esfuerzo.


 









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