Libro de Horas de la duquesa de Normandía
En la entrada de hoy seguimos con mujeres poderosas, con
carácter, en cuyo interior no existe la derrota, ni el cansancio, una fuerza
inagotable que perdura hasta el fin de sus días, y hoy en la silenciosa bitácora
de este que escribe abre la puerta para que entre Ana de Bretaña, ese rincón de Francia cuyas gentes tienen una forma
de ser muy similar a los míos, a los duros habitantes de
las tierras del norte..
Se
cuidó mucho del bienestar espiritual de su persona, así que no podíamos pasar
por alto el Libro de Horas que fue de su propiedad, en donde ella afianzaba la
devoción, claro está no debemos olvidar (en esto siempre me repito) que están
personalizados para el usuario de turno, porque entramos dentro de la
religiosidad en una nueva era la ‘devotio moderna, y en esta el ‘ars
illuminandi’ tendrá mucho que decir.
Los
iluminadores pondrán todo su arte, toda la capacidad de sus manos y talento
para mostrar por ejemplo en las Horas de la Virgen las mejores miniaturas.
También hay anotaciones marginales que merecen “muy mucho” la pena y prestarles
toda nuestra atención. Una verdadera fuente histórica digna de estudio.
Digo
todo esto porque en ellos queda reflejado para siempre la forma de ser de una
época, un tiempo donde la religiosidad alcanzó el punto más álgido, con cambios
increíbles en todos los aspectos de la vida que hoy día estudiamos.
Ad rem: Vayamos al grano.
La
duquesa de Bretaña tuvo una azarosa vida y sobre todo fue una mujer muy culta,
como nuestra Isabel la Católica, también era bella; además tenía una
discapacidad (una pierna más larga que otra) pero lo compensaba con tacones,
por eso fue tan valiente, mujer y discapacidad puede ser un tándem muy
importante para salir adelante en la vida, yo tengo una discapacidad y conozco
muchas mujeres luchadoras, como la mía.
Entre
todos los mecenazgos que realizó tuvo tiempo de encargar el Libro de Horas que
lleva su nombre, conocido como “Grandes Horas de Ana de Bretaña”. En este códice resalta que el arte
renacentista empieza a buscar sitio, quiere hacerse un hueco, donde página a
página podemos ver influencias de grandes y reconocidos artistas como Da Vinci,
Miguel Angel o Fra. Angélico. El libro está realizado en Tours, (el mismo lugar
de donde salió el “Libro de la duquesa de
Borgoña”) y por el iluminador Jean
Bourdichon.
Otro
detalle que no debe pasarse por alto es que los retratos y retablos están
realizados sobre un fondo negro, con esta técnica el artista consigue dar un
poco más de intimismo a la obra.
Nos encontramos con lo siguiente:
337 insectos iluminados, acompañados de varios animales y
las consiguientes plantas.
49 miniaturas a color.
Se recrea como era la vida en la corte de Francia.
Comprobamos la indumentaria y vestimenta de aquellos
tiempos.
Contemplamos escenas de la Natividad.
También hay otras escenas de la vida campestre que era lo
habitual, esas no podían faltar.
Un calendario con pinturas a toda plana (página) que son
interrumpidas por el texto enmarcado, sobre el que está situado el signo
zodiacal del mes.
En el apartado del herbario decir que está plagado de
insectos y pequeños animales. Las plantas aparecen descritas con la
denominación científica en latín en su parte superior, mientras que el nombre
con el que se conoce popularmente en francés lo podemos encontrar en la parte
inferior.
A la muerte de Ana de Bretaña ocurrida en 1514 el rey Luis XIV quedó cautivado por tan singular obra y fue trasladada al palacio de Versalles, luego Napoleón III mandó exponerla en el Museo de los Soberanos de Louvre, luego este viajero libro (como muchos de su especie) siempre de sitio en sitio disfruta de paz en la Biblioteca Nacional de Francia.
Supongo
que a estas alturas de la vida y de su muerte Jean Bourdichon tenga un lugar
destacado en las celestiales alturas. Tengo la seguridad que está enseñando a
dar pinceladas y como hacer mezclas a más de uno, allá arriba tendrán el mismo
deseo que nosotros a disfrutar de su arte.
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