Vagalume
“Entre la pena y la nada yo elegí la pena”
Es la segunda vez en muy poquito
tiempo que me encuentro con esta frase de William Faulkner, así que algo tendrá
cuando varios autores la mencionan en alguna de sus obras, como fue el caso de
Jacobo Bergareche en ‘Los días perfectos', pero que en este libro que
vamos a reseñar hoy, toma una total trascendencia, porque ‘Vagalume’, también
escogió la pena.
Leer y escribir, sobre todo
esto último se hace en soledad. En la noche tras la luz de los cristales habrá
otro solitario más, esa luciérnaga que escribe por algo, ese ser que huye de su
soledad, ese alma que busca las palabras adecuadas para poner en orden su vida,
para huir del dolor, para vivir su pena, como bien indicaba la frase del
principio. El motivo que más da, eso poco importa. Escribimos porque somos
escritores, aunque nadie nos lea y nunca publiquemos, como me pasa a mí en esta
silenciosa bitácora que nadie lee y pasa desapercibida, sobre todo en el enorme
maremágnum en que se ha convertido la red de redes.
Con ‘Vagalume’ Julio Llamazares nos descubre una brillante y maravillosa historia, que bien podría
ser nuestra propia vida, o tal vez un ensayo, en el que hace la pregunta del
millón de euros, y quizás también, por tener el valor -la osadía más bien- de
responderla. ¿Por qué escribimos? ¿Qué motivos hay ante tal solitario hecho? Mi
tía, casada con un investigador y escritor decía esta frase de su exmarido. “Tan
solo le conozco la espalda”. ¿Qué le hacía estar largas horas inclinado ante el
ordenador de su esc ritor, tan solo
iluminado por la luz de la pantalla?
Ni siquiera yo se por qué lo
hago, por qué diantres sigo dándole a la tecla y al bolígrafo. Muchas veces me
dan ganas de mandarlo todo a la mierda y, mira que ya tengo una edad, pero la pena
jode mucho, y la nada, nada es. Al final, todos somos como ‘Vagalume’,
esa luciérnaga que brilla y escribe solo por la noche, otros como Carracedo
hacen una laica y religiosa peregrinación, procesionando por la noche de bar en
bar, en una rutina difícil de romper.
La historia de dos hombres,
dos comparaciones, dos generaciones. Un padre cuya vida fue condicionada por la
guerra, que al formar parte del lado perdedor su nombre fue condenado a vivir
en el anonimato, a sobrevivir como una desaparecido. Un hijo, que solo publicó
un libro, cuya título fue censurado y sus ejemplares desaparecidos, difuminados
en la nada (eso parece), pues solo queda un ejemplar, y este hombre escribe en
secreto, sin que lo sepa su familia, unos ejemplares, (son varios títulos,
incluida una obra de teatro) que parece ser no desean ser publicados, por lo
menos, vuelvo a repetir la palabra ‘eso es lo que parece’.
“Escribir
y publicar no es ningún fracaso. No haberlo intentado sí -me respondió ella”
Tras la muerte de Manolo
Crespo, periodista y parece ser que escritor frustrado, un conocido periodista
y pupilo suyo (el favorito), escritor de fama, intenta resolver el misterio que
envuelve a su maestro, y sobre todo amigo, en una ciudad que en palabras del
propio autor, “intenta sobrevivir a su decadencia”.
“Todos
tenemos tres vidas: la pública, la privada y la secreta”
Manolo Crespo en su escondido
secreto se había convertido “en un fantasma, un topo, un tumbado, un outsider
cuya luz nadie veía en la noche, ni siquiera su familia, para la que se había
vuelto invisible…”
Creo que al final escribimos por vocación, por sobrevivir al tiempo, al
vacío sucesivo de los día a día, y a esa irreparable pérdida que es el paso del
tiempo, yo, grafómano convencido así lo creo, pero para saber que secreto
esconce el mundo de Manolo Crespo tendrás
que leer el libro, puedo decir sin reparos que es una obra maestra,
breve, pero maestra, que habla sobre las ficciones literarias, sean publicadas
o no, una oda a todas aquellas personas que como luciérnagas en la noche, crean
vidas, mundos, aventuras sin fin, mientras los demás duermen. Una novela con un alma propia y lírica.
A pesar de todo lo escrito
anteriormente, yo me sigo haciendo la misma pregunta. Hay que joderse. ¿Por qué
sigo escribiendo cuando ninguna editorial quiere publicar mis malditas
historias? ¿Por qué coño sigo posteando y reseñando libros en este silencioso
blog que nadie lee?
Palabra
de grafómano
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