La sonrisa del cyborg
“Los
cyborg -dijo- no estaban regulados en aquellos días”
No hace mucho tiempo, me encontraba leyendo en una conocida revista, donde Frasinetti, en un serie de artículos mostraba detalles sobre la bibliografía de Asimov, Le Guim y Lem, tres grandes maestros, por no decir monstruos del mundo de la sci-fi. Así que, ni corto ni perezoso me puse manos a la obra para leer algo sobre ellos, cayendo la ruleta de la suerte, de la fortuna o de la lectura en este caso en ni más ni menos que el primero de ellos, es decir, Asimov, aquel que escribía sobre los robots positrónicos.
En esta obra, (pequeña pero
magnífica narración) se relata que podría suceder si se mezclasen la economía,
los negocios de los demonios con la tecnología, y todo eso surgió en el momento
en que los denominados robots pasasen a formar parte de la sociedad, (que
poquito queda para que esto suceda, sino… tiempo al tiempo) junto a ser
aceptados por la misma. Los humanos, listos y egoístas a partes iguales
utilizan a los cyborgs para su beneficio, siendo las consecuencias fatales. A
partir de estos hechos, Asimov desgrana una de esas fantásticas historias a la
que tanto nos tiene acostumbrados, algunas de ellas visionarias.
Los cyborgs, esos humanos con
alta tecnología ‘digamos que implantada en su cuerpo’, eran unos seres híbridos
muy solicitados por las grandes empresas del momento, dando un alto rendimiento
a las mismas, y lo que es mejor aún beneficios, el maldito dinero
siempre estará por encima de cualquier cuestión, no importan los medios, tan
solo el resultado.
Johnson, un alto directivo de
una gran compañía, comenta durante una comida como fueron sus inicios en la
empresa a un compañero de mesa, teniendo que escoger entre dos expertos cyborgs
para trabajar en esa marca comercial tan potente, con la idea de hacerla más
grande aún. Era una selección arduo difícil, había que ‘fichar’ al más
inteligente de los dos.
“Un
cyborg regulado podía influenciar las emociones de otras personas”
Este trabajo necesitaba de
mucha precaución y astucia, pues dos cyborgs es imposible que trabajen juntos.
Finalmente tras una hábil treta, supo escoger al adecuado… Solo diré una cosa,
la improvisación en ocasiones puede resultar positiva.
“Los
cyborgs no muestran emociones…”
Terminaré esta entrada con la apostilla de todos los días. Si de verdad quieres saber como se desarrolla y termina este corto de café, tan solo tendrás que leer la historia, no te llevará mucho tiempo, palabra de cyborg.
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