El ruido de un trueno

 



     Año 2055, la tecnología ha avanzado de un modo espectacular, hasta el punto que podemos realizar viajes en el tiempo, lo que antes era un sueño ahora es una realidad y, este gran progreso tecnológico no ha hecho millonario a H.G. Wells, cabe decir que, a pesar de todos estos adelantos, hay algo que sigue parado, que nunca ha cambiado, algo que en vez de adelantar conforme a su tiempo, sigue estacando. Me estoy refiriendo a la estulticia humana, que va como los cangrejos, hacia atrás.

      Visto este aspecto, el hombre que alquilaba máquinas de escribir para vender sus relatos, aquel que decía que escribía para poder ver sus libros al lado de escritores famosos cuando mirase el escaparate de un librería, fue un verdadero visionario, por eso es el maestro, un espejo en el cual todos nos teníamos que mirar, -el puto amo- con perdón, en este tipo de relatos. “Sound of thunder” fue su título original en inglés, siendo publicado por primera vez en el año 1952, en la revista “Collier´s”, mientras que en español fue publicado en el libro “Las doradas manzanas del sol”, donde el hecho más notable es la posibilidad de realizar viajes a través del tiempo, que es una colección de veintidós cuentos cortos. A modo de anécdota, comentaros que uno de mis primeros tortazos (literales) en clase, pues ya tengo una edad, fue por comentar al gracioso profesor de Ciencias Naturales, en la antigua E.G.B, si algún día podría haber esta posibilidad. El resultado fue una ‘hostia’ tan sonora que de 6º curso retrocedí hasta 4º en cuestión de milisegundos, para después decirme con toda su sorna, “ahí tienes tu viaje en el tiempo”. Hay que joderse, menos mal que en ese sentido, los tiempos sí han cambiado.





       El relato es un cuento sci-fi ambientado en el año 2055 y, según nos comenta el índice Locus de antologías, está situado entre los diez primeros, en el one de los cuentos más reimpresos del género, por algo será. Los viajes en el tiempo, es decir, transportarnos a diferentes puntos en el tiempo (valga la redundancia), ya sea hacia adelante o hacia atrás, siempre nos ha apasionado, pero el hombre, a pesar de poseer una alta tecnología, (esto ya lo he dicho antes) todavía no ha podido viajar entre las llamadas realidades -que a lo mejor las hay- o universos paralelos, aunque dicen los estudiados en el tema que, es muy posible que la humanidad se extinga antes que estos viajes sean posibles y, que los habitantes de estos posibles mundos paralelos les pasaría lo mismo, no tienen la suficiente tecnología para poder viajar entre universos.

      Aclaremos una cosa antes de entrar en materia. El presentismo dice, sostiene, si hablamos con propiedad que el futuro ni el pasado existen, que la materia del universo solo existe en el presente, que el ser humano solo describe lo que ve alrededor, por tanto no existe un lugar en el universo donde el viajero pueda ir. Vaya liada de términos y expresiones.

         El personaje principal es Eckels, un hombre sobrado de dinero, que no sabe qué hacer con él y, que busca emociones fuertes a su aburrida vida de millonario, (Dios da mocos a quien no tiene pañuelo) decidiendo viajar en el tiempo para matar a un Tiranosaurios Rex, para ello paga 10000 dólares USA, que le asegurarán ese viaje, haciéndolo con la agencia “Safari en el Tiempo, S.A.”, enviándole a la conocida e inhóspita era de los grandes dinosaurios, monstruos de antaño. Como en todas las cosas, hay un pero, no todo iba a ser un camino de rosas. La empresa encargada de realizar el viaje no asegura nada, vamos al igual que en las películas, no hace enemigos, ni se lleva a los heridos. Retornando al tema, no asegura seguridad, ni aquello que es más importante, el ansiado regreso.




          Le acompañan otros dos cazadores más, y los guías, entre ellos el jefe de la expedición, un tal Travis, al que deben obedecer en todo momento. Además han terminado las elecciones presidenciales, y están muy contentos, pues ha ganado el favorito de las mismas, el que todo el mundo deseaba que fuera el gran presidente de la nación Keith, frente a un posible dictador con apellido onomatopéyico, Deutscher, -¿os suena esto de algo…? que lo pondría todo patas arriba, en fila india, si es que hubiese ganado.

          Eckels está muy emocionado con el viaje, incluso parece no creérselo. El camino que tiene marcado la agencia para el recorrido es un sendero del cual no deben salirse, sobre todo durante el espacio de tiempo que se encuentran en el futuro. No deben tocar nada, absolutamente nada, deben dejar que todo siga su curso natural, esta es una norma inquebrantable, disparando a la pieza elegida solo cuando les indiquen los guías.

          Si no lo hacen así pueden cambiar los acontecimientos que después sucedan en el tiempo. Recordar que estando en el pasado sus acciones pueden cambiar lo que suceda en el futuro, hay que andarse con pies de plomo, por tanto hay que dejar que el pasado desarrolle los acontecimientos según su costumbre natural, sin interferencia alguna.

         Hablando en plata diremos que, cuando se acerca el gran momento, Eckels se acojona, poniendo en peligro las vidas del resto de la expedición, no todo era tan fácil como él creía, adentrándose en la jungla, hundiendo, pisando una parte del musgo, vamos, que se salió del sendero. Una vez en la máquina-nave, los expedicionarios se encuentran con el cagón de Eckels, que todavía no sabemos como pudo encontrar el camino de vuelta. El jefe guía dicta que no puede regresar, al comprobar el barro de sus botas, ese efecto traería gravísimas consecuencias calamitosas al futuro de donde provenían, pero finalmente, le deja volver.




         En el regreso al presente, notan que algo ha cambiado, además en la bota (suela) de Eckels encuentra una hermosa mariposa muerta. Cuando preguntan quien ha ganado las elecciones les responden que… “Deutscher, por supuesto”.

      La muerte de la mariposa ha originado un cambio en el futuro, un más que probable dictador para la nación. Eckels grita desaforado, tiene el deseo de volver al pasado para revertir la situación que él mismo ha creado, pero esto ya no puede ser posible, el futuro ya había sido marcado con la imprudencia de salirse del sendero y, pisar sin querer a la pobre mariposa. El jefe guía Travis quita el seguro de su arma y le dispara. El sonido de un trueno, lo ha matado.




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