La lámpara maravillosa


“Llevo sobre mi rostro cien máscaras de ficción (…) Acaso mi verdadero gesto no se ha revelado todavía”.

 

              Hay autores que dan para mucho, “sobraos” en cuanto a anécdotas con las cuales empezar una reseña, como el propietario de esta lámpara maravillosa, un tal Valle-Inclán que escribía cartas a direcciones inventadas como por ejemplo ‘Calle del viejo imbécil’, que por más inverosímil que parezca las cartas llegaban a su destinatario final, debido a que el servicio de correos de la época (a veces tan denostado) conocía la broma o la mala baba de Valle y entregaban en buen estado la nota en cuestión. Me queda por aclarar que ese viejo imbécil que tantos palos le caían por parte del Inclán era ni más ni menos que el premio Nobel de Literatura José de Echegaray, y creo que es debido con todos mis respetos hacia los seguidores del escritor gallego que…la envidia produce tiña, pero no solo la lámpara de Aladino fue famosa, también la de este genial autor al que le encantaba lo paranormal, -aunque eso también lo sabéis-.

“Mi sangre se desangró por la caza que cazó”

              Como era mi segundo intento con la lectura me tiré de cabeza a la piscina, si lo haces sin gafas y sin gorro te puedes meter una buena hostia contra el agua. Nadie puede negar la grandeza y estilo de Valle-Inclán, - tampoco sus excentricidades-, tanto dentro como fuera del mundo literario, es y será como un Quevedo resucitado, una sombra suya venida desde más allá de la ultratumba. Umbral en muchos aspectos también me recuerda a este célebre escritor gallego, pero continuando con la reseña he decir que me he perdido con tanto “quietismo, esoterismo, ocultismo y vida contemplativa” que no me llevó a un callejón sin salida, más bien a un laberinto para nada lleno de pasiones, a una espiral de palabras con destino a la nada.

              Es cierto, más aún en nuestros tiempos de prisa y hostilidad que el ser humano se pierde a las primeras de cambio, que por alguna extraña razón nos a lo prohibido, la  locura, saliendo de los lugares más recónditos del alma lo prohíbo con el fin de buscar el máximo placer posible en el más mínimo tiempo, malgastando nuestras vidas en chorradas y en caminos que no llevan a ninguna parte, pero si gastásemos un poco de ese tiempo en otras cosas nos iría mucho mejor, evitando un montón de problemas de golpe y porrazo, encontrando una tranquilidad que solo nos acordamos de ella en los malos momentos. Eso se conseguiría imitando un poco la vida contemplativa, viniéndonos muy bien para nuestro cansado espíritu.




              La “Lámpara maravillosa” está editada como si fuera un códice iluminado, uno de esos ejemplares tipo ‘Libro de las Horas’ que tanto apasiona a esta silenciosa bitácora, con unas letras capitales hermosamente realizadas que recuerdas un poco a autores como Jean Bourdichon entre otros. Un excelente trabajo que dice mucho de la editorial, la cual sigo en redes sociales, que aquí no voy a mencionar (aunque por la portada ya sabemos quiénes son), por si no les parece bien que este trabajo de Inclán no me ha gustado nada, nada, nada…

              Ya sé que me lloverán piedras, pero un blogero debe ser claro, si te gusta hay que poner gusta, si es lo contrario tenemos que ser sinceros y decir la verdad, no lo que quiera el gran público. Además uno no va a ser más o menos culto, podemos añadir que hasta intelectual por decir que esta obra es una de las más importantes de tu abarrotada estantería en vez de…’esta obra pasará de largo por mi vida como si tal cosa y que habrá otra más interesante’, pero tranquilos, sino la he comprendido porque soy un vulgar ignorante no pasa nada…mala suerte, tenemos poco tiempo de vida y muchos libros por leer.

Post Scriptum

              En aquella época –me estoy refiriendo a la de Valle-Inclán- había afamadas tertulias esotéricas y espiritistas, como también literarias y toreras. Aunque no me haya gustado para nada la lectura de La lámpara maravillosa’ si puedo estar de acuerdo o creo entender (tras haber leído entre líneas) alguna cosa, creo que importante, por lo menos para mí, y es algo que pudiera estar muy cercano a ciertas teorías de la  filosofía Illuminati y sobre todo de los Rosacruces, así que  tras terminar la lectura de la “maravillosa lámpara” de Inclán creo, pienso que seis son los escalones que conducen hacia el conocimiento, hacia la verdadera gnosis y solo el séptimo, el último, nos lleva a la piedad de Dios, pero desarrollar estos últimos peldaños, palabras más bien, este punto se dispararía hacía el infinito, metiéndome en un verdadero berenjenal y hoy no es el día para hacerlo, aunque Francis Bacon al que quizás muchos conozcáis no desaprovecharía la oportunidad de hacerlo, tan solo habría que resolver algunas incógnitas.

Creo que Quevedo, Valle-Inclán y Umbral han sido los escritores  que más han cultivado una imagen y la han sabido vender, algo que les ha acompañado más allá de la tumba.

Ultílogo


              Valle al igual que Quevedo y Umbral son tres de los grandes maestros de nuestra literatura, me duele que esta obra no me “haya llegado” hacia esos recónditos lugares del llamado gusto, donde uno puede decir que ha sido perfecta, pero las cosas, quizás el momento, los hados que te susurran al oído así lo han decidido. Quizás me tiré a la piscina por el lugar equivocado pero eso no me va a impedir que yo siga leyendo a un autor conocido como Valle-Inclán, un hombre que podía haber sido protagonista de sus propias novelas.

Te dejo mi cadáver, reportero.

El día que me lleven a enterrar,

fumarás a mi costa un buen

veguero,

te darás en “La Rumba” un

buen yantar (…)


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