El chico de la última fila

    Creo que podía hacer esta entrada de múltiples maneras, pero la mejor forma es diciendo lo siguiente: El teatro también se lee, también se disfruta, porque todos aquellos que se preguntan eso de ‘que enseña la literatura o que tiene de bueno el teatro’, si leen esta pequeña obra sus dudas quedarán resueltas. Esta vuelvo a repetir pequeña joya, junto a su autor Juan Mayorga es un descubrimiento. Un título de lectura obligatoria en algunos currículos de estudios, y eso me parece fantástico, ya que es una manera de demostrar que no todo está perdido, que todavía hay esperanza y que podemos tener ilusión por leer grandes obras, el fin del mundo todavía está lejano, que nuestras letras gozan de buena salud, que hay autores que merecen la pena, y como sucedió con ‘Los girasoles ciegos’ espero y deseo que con el tiempo sea una de las narraciones cumbres, en este caso del teatro español.

      El librito cayó en mis manos porque era (es) propiedad de una amiga de mi hija, @cristinucha17, que lo tuvo como lectura obligatoria en bachiller, y fue pasando de mano en mano en la lectura de los diversos amigos y conocidos del grupo, así que cuando lo vi por casa cuando ella venía a recogerlo pedí un último préstamo a su propietaria, que comentó que había disfrutado con la lectura, y que a mí daba por seguro que me iba a gustar.

Ad rem: (Al grano).

           Todo comienza cuando Germán un profesor de instituto y apasionado de su profesión propone a sus alumnos un trabajo sobre el ‘punto de vista’, y pide que le redacten en unas pocas líneas como ha sido su fin de semana. Cómo podéis imaginar el experimento no sale nada bien, la desgana al coger el bolígrafo y papel para comentar algún hecho, sea memorable o no ocurrido durante esos días no caló entre la masa estudiantil. Después de corregir y apilar un montón de trabajos a cada cual más malo, junto con un alto nivel de indolencia obligan a poner muy mala nota, donde vuelve a comprobar por enésima vez el bajo horizonte de  exposición escrita de los estudiantes a su cargo, pero llega un momento en que no es cegado por el sol y tropieza con uno que llama la atención, precisamente por la buena redacción y un…continuará al final de la misma, como si lo que quiere comentar o comunicar tuviera varias entregas. Naturalmente le pone buena nota.

           Hay una cosa curiosa. El trabajo está  realizado por Claudio, un alumno que es bueno en matemáticas y malo en filosofía. Un chico de familia desestructurada, un chico que se sienta al final de la clase y no habla con nadie, digamos que es así, a su manera, como se dice vulgarmente el perro verde del lugar. Bueno, tengo que hacer una pequeña salvedad, habla con Rafa un compañero de clase. Claudio le ayuda con las “mates” y Rafa con la Filosofía. Es un roto para un descosido.

           Cuando leemos la redacción de Claudio tenemos un problema, describe a Rafa y su familia, a la que califica como la típica de clase media, mediocre, inculta y acomodaticia. Trata a la madre de su compañero como frustrada, obsesionada con el diseño de la casa y un poco olvidada por su marido, una pareja de lo más normal del mundo. Claudio está interesado en dar clases a Rafa porque ya les observaba desde el  banco de un parque cercano a su casa, tenía todo el interés del mundo en entrar en la misma y saber cómo viven dentro de ella. Reto conseguido. Ahora el trabajo ordenado por Germán queda en una segunda fase porque relatar la existencia de la familia de Rafa parece lo más normal del mundo, ese es el motivo por el que ha querido introducirse en el interior de la casa.

           Se va desarrollando una trama entre profesor-alumno, alumno-familia de Rafa, a la que se opone Juana la esposa de Germán (que también lee la historia), porque a medida que surgen los escritos (comentarios) de Claudio, que mejoran cada día el problema se agrava, ya que Claudio se adentra cada día más en el territorio personal y familiar de Rafa, en especial con la madre, a la que toma un especial apego, pues piensa que tiene poco cariño por parte de Rafa padre.

           Claudio tomando como referencia a la familia de su ‘amigo’, hace una descripción detallada de la misma, llegando a la conclusión de si es una cruda realidad de lo que en verdad somos o solamente una caricatura de una parte de nosotros, o tal vez es todo aquello que no se ve de puertas hacia adentro. Quedan en el aire las cuestiones siguientes. ¿Cuánto hay de nosotros como ‘chicos de la última fila’? ¿Tú dónde te sentabas?

           Diré que aunque algunos comenten que el final es previsible yo no lo veo así, podía terminar de múltiples maneras, podía haber sido un final mucho más abierto, pero el autor o los personajes han decidido que sea de esa forma, y el ‘misterio del chico de la última fila’ tiene que mantenerse hasta el último momento, hay secretos que nunca deben ser desvelados, y el chico del final de la clase, aquel que no destaca, ese que observa a todos es el único que decide donde estará el final del camino.

Ultílogo:

        Puede ser el gran paso que da un adolescente hacia la madurez, el paso de joven a ser ya un adulto, unos primeros escarceos amorosos, una experiencia sexual con una mujer madura…quien sabe, el inicio de un camino hacia una libertad lejos de tu casa, de tu familia, recordemos que es una familia inexistente. Buscar tu propio horizonte y alejarse de los nubarrones que están presentes en su vida.

        Cuando te encuentras en esos momentos de soledad, silencio y placentera lectura, es el instante en que los ángeles venidos del cielo para hacerte compañía, susurran a tu oído el título de libros pasados, y los mágicos seres alados consiguieron que viniera a mi memoria, un título, quizás debido a que un libro te lleva a otro, y de repente me encontré en “El jardín de los Finzi-Contini”. Algo extraño, ya que las circunstancias y los momentos, también sus mundos son totalmente diferentes, pero así fue.

Una emotivo y gran relato de Bassani