El color que cayó del espacio
“Al oeste
de Arkhan, las colinas se yerguen selváticas, y hay valles con profundos
bosques en los cuales no ha resonado nunca el sonido de un hacha”. Hay angostas
y oscuras cañadas…
Con
este título nos estamos refiriendo a un relato fantástico también llamado ‘weird fiction’, escrito por uno de los
grandes del género H.P. Lovecraft, que a estas alturas de la vida no vamos a
descubrir. Con este epígrafe se está haciendo referencia al color de una
“entidad” que viene del espacio exterior, un color inventado por el autor y que
no existe dentro de nuestra conocida paleta de colores.
“Todo esto ocurría en
el mes de junio de 1882”
Lovecraft
considera esta obra como la mejor de todo su repertorio, junto al mejor
exponente de su pensamiento, en ella quiere hacer destacar ese pánico que
tenemos los humanos a todo aquello que proceda del espacio exterior, a lo que
consideramos incógnito, desconocido e ignoto, (de eso el cine se ha encargado
más que nadie de meternos ese miedo en el cuerpo, favorecido en bastantes ocasiones
por las buenas taquillas) nos creemos los únicos seres vivos de la galaxia,
pero nos domina ese miedo a que hubiera algo que venido desde fuera de la misma
nos pudiera hacer daño.
“Ese extraño
meteorito estaba trayendo de cabeza a los habitantes de Arkhan en especial a
Nahum y su familia, los primeros en sufrir las terribles consecuencias.
¿Alguien puede creerse que los árboles puedan mecerse aunque no haga viento?
(pobre familia
Gardner)
El
bueno de Lovecratf, innovando según las circunstancias del momento quiso con
esta obra unir todo aquello que había escrito en un solo relato, es decir
acoplar la sci-fi, terror y mundo
extraterrestre que no habían aparecido en narraciones pasadas de su autoría, y
repito que tuvo la feliz idea que en vez de crear un personaje que sería lo más
típico en estos casos, uno de esos que van creando pánico y espanto a donde
quiera que van ideó un color, una coloración inventada, desconocida e
inexistente dentro de nuestra conocida gama de colores, de esta forma la
inquietud y el temor crecería en el interior del ser humano.
La
localización, el lugar donde se desarrolla la historia como es de suponer es
inventado por Lovecraft, y todo ocurre durante la época de 1880 (parece el
título o el año de una buena novela victoriana, de esas que se leen en
invierno, de noche, con un tiempo de muy señor mío y al calor de una buena
chimenea), en la ciudad de Arkhan, un lugar maldito durante los días extraños,
fechas que nunca podrán ser olvidadas, en especial a los que vivieron en
primera persona tales acontecimientos.
…a pesar de las leyendas campesinas le han dado el nombre “erial maldito”.
Tras
el extraño nombre de weird fiction (extraña ficción si lo traducimos
literalmente) nos encontramos con un abanico de historias que van desde las
fantasmales a las macabras, encontrándonos con autores que ya han pasado por estas líneas como M.R. James o Edgar
Allan Poe. El término creado por Le Fanu fue adoptado por Lovecraft
popularizándolo con sus ensayos, y esa atmósfera de ahogo se puede palpar en ‘El
color que cayó del espacio’, que rezuma entre línea a línea esa temor
que ya hemos mencionado a lo inexplicable y desconocido, luchando contra todos
esos demonios que cada día nos hacen más débiles, un subgénero que ha
influenciado a otros escritores que se decidieron por esta rama del miedo y del
terror para escribir sus historias, bienvenidos sean.
Todavía
pienso en cómo se deberían de sentir, en especial la familia Gardner a
comprobar que “los frutos recogidos a
pesar de su buena presencia resultaban incomibles, con un sabor insoportable, y
empezaron a darse cuenta que el meteorito había envenenado el suelo”.
Un
relato con el que Lovecraft consigue asustarnos mediante una narración que va in crescendo, con momentos que acongojan
y final épico digno de la pluma del
maestro, alcanzando instantes apocalípticos, donde casi podemos contemplar al
ángel de Dios con su trompeta y muy cerca de nosotros el juicio final.
“En mis sueños también aparecen unas grises, retorcidas y quebradizas monstruosidades, que turban mis noches vez tras vez, que solo Dios sabe que es”, por si acaso tendré muy en cuenta el consejo de Lovecraft y no tengo ninguna intención de atravesar el erial maldito.
Se me
olvidaba, si somos fuertes y sobrevivimos a toda esta distopía que estamos
viviendo y sufriendo seremos con uno de los protagonistas de la historia, el
viejo Ammí y comentaremos las extrañas circunstancias de nuestro tiempo a un
joven periodista que quiere saber qué fue lo que pasó, entonces en la escondida
cordura del recóndito cerebro que guarda nuestros más íntimos recuerdos…
hablaremos sobre estos blasfemos tiempos.
Cuidaros.
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