Baconianos vs Stratfordianos
“Estoy
con vosotros, compañeros, cuando decís no a Shakespeare (…), es a lo que
puedo llegar. Respecto a Bacon, bueno, veremos, veremos”.
(Walt Whitman a Horace Traubel)
Todo
vino como consecuencia de un largo documental visionado en Prime Video cuyo título era “El código Shakespeare”, sobre las teorías del noruego Petter
Amudsen sobre el célebre escritor inglés, un viaje hacia la verdadera identidad
del dramaturgo más grande que han dado los siglos, y que detrás del mismo se
esconde el auténtico nombre del autor de los escritos, que podíamos decir son
los más importantes de la literatura, por lo menos para algunos.
Teorías
hay, hubo y habrá sobre cualquier tema por muy extraño y prosaico que parezca,
pero este en concreto viene ‘ni que al pelo’ para conjeturar miles de
suposiciones porque el espíritu de Hamlet está más vivo que nunca, para iniciar
una aventura de este tipo solo hay que hacer una cosa…sembrar la duda luego el
resto lo tenemos casi hecho.
“Mira que a veces el demonio nos engaña con la verdad, y
nos trae la perdición envuelta en dones que parecen inocentes.
(Macbeth)
El
conocido actor de la compañía King’s Men
recibe los ataques de los denominados baconianos que creen a pies y juntillas que
Bacon probablemente sea el verdadero autor de los escritos que se le atribuyen,
y que esto se puede observar por ejemplo en “La
comedia de las equivocaciones”, -la obra de los gemelos- que está muy
cercana a Bacon. La denominada teoría de la conspiración shakesperiana ya estaba
montada, su autoría ya no lo es tanto. Uno no puede hacerse así mismo, salir de
tu pequeño pueblo en busca de aventuras y desventuras para labrarse un
porvenir, y cuando consigues hacerte un nombre resulta que todo es mentira. La
duda queda sembrada porque cuando escribes lo haces muy bien, escribiendo mejor
que compañeros tuyos que tienen estudios superiores, así que en aquellos
tiempos lo mismo que ahora la teoría de las inteligencias múltiples
de Howard Gardner nunca será tenida en cuenta por mucho premio que este tenga.
Siempre
tenemos preguntas que hacer y contestar, aunque muchas de ellas jamás tengan
respuesta y se queden en el olvido. Nunca sabremos (si tenemos dudas) quién era
el joven que salió de Stratford y quién estaba detrás de la ‘marca’ Shakespeare.
Parece ser que el que ocupa el primer lugar en el escalafón para otorgárselo es
Francis Bacon, luego le seguiría Edward de Vere (el número diecisiete de los
condes de Oxford) y el dramaturgo con apellido de detective privado Christopher
Marlowe.
“Al nacer lloramos porque entramos en este vasto
manicomio”
(El rey Lear)
Me
cansan ya las teorías de los descifradores de códigos, los rebuscadores de
manuscritos en oscuros y escondidos callejones, añejas bibliotecas, monasterios
perdidos en desconocidos lugares, illuminatis, rosacruces, los escalones del
conocimiento que conducen a la piedad de Dios, como decimos por estas tierras ‘la de su madre’, todo vale, eso sí yo
lo respeto todo, incluidas las claves masónicas y las 33 letras que suman ambos
nombres los completos de Shakespeare y Bacon. Debo reconocer que soy un iluso
porque pienso que no todo está perdido, cuando menos lo esperemos aparecerá ese
gran manuscrito perdido de Shakespeare, la gran obra oculta que todos estamos
esperando, pero lo mismo digo de Bacon, Cervantes o incluso Valle-Inclán.
Si
queréis escuchar teorías extraordinarias o extravagantes al respecto yo tengo
alguna, no son de mi propiedad pero las he leído más de una vez, por tanto creo
que nunca voy a dejar de sorprenderme, y tienen mucho que ver con la entrada de
hoy, ahí os van.
Bacon
jamás escribió ninguna de las obras atribuidas a Shakespeare, ni fue masón ni
perteneció a los rosacruces. Los códigos o mensajes escondidos en sus obras
tienen el mismo carácter que las del joven intérprete de teatro nacido en
Stratford. Ambos son descendientes de ángeles
caídos o ángeles perdonados por Dios del pecado de la soberbia, y antes
de regresar al cielo estos descendientes de los strigoi, sus hermanos, los
entes celestiales que moran por encima de nosotros les han susurrado cientos de
conocimientos que ellos han dejado plasmado en sus obras, de ahí tanto mensaje,
la calidad de los estilos literarios, y…por qué no decirlo están realizados
tres o cuatro escalones por encima de la élite literaria de su época. Según los
defensores de esta teoría el tiempo les han
dado la razón, nunca pasarán de moda y siempre estarán en boca de todos.
Christopher Marlowe el último de la terna, aunque este entre menos en la polémica
Como
veis a teorías para todos los gustos y aunque esta puede resultar singular
también tiene defensores, pero cuando uno es un genio y pasa a la historia como
tal pueden ocurrir estas cosas, así que la polémica seguirá servida. Mientras
tanto debemos tomarnos la vida de la siguiente manera:
“El que va demasiado aprisa llega tan tarde como el que
va muy despacio”.
(Romeo y Julieta)
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