La librería del señor Livingstone

El jueves… nadie lo sabe. Es el día de los sucesos imprevistos

 

              Cómo la librería más estrafalaria de Londres, donde pululan los más extraños personajes puede cambiar tu vida, y eso fue lo que le sucedió a la protagonista de nuestra historia...

              Todos o casi todos hemos salido de casa de nuestros padres para buscar una oportunidad, persiguiendo algún sueño sea imposible o no, que nos gustaría que se hiciese realidad y, en esa historia se embarca Agnes Martí, una arqueóloga que busca ser guía en uno de los museos de la capital británica, donde desde el mismo momento en que, un día de lluvia y totalmente empapada, decidió entrar en la librería del señor Livingstone, en el barrio londinense del Temple, conocida bajo el nombre de Moonlight Book.

              El extraño y gruñón librero necesitaba una ayudante, así que, durante el tiempo que tardaba en secarse resultó ser la chica elegida, ese hada perfecta que volaría entre las estanterías de tan singular lugar. Las casualidades no surgen así porque así, no salen, ni surgen de la nada, eso lo comprendieron los dos al instante. Las hadas y el destino marcarían de ahora en adelante la vida de Agnes y, los sueños, los ansiados sueños, pueden hacerse realidad.

              Nos encontramos con una excéntrica clientela, una librería con un suelo de madera que cruje, por donde Agnes camina descalza, un escritor residente, que escribe y escribe, formando parte del mobiliario, un niño de ocho años, un auténtico cerebrito, amante de la astronomía, que responde al nombre de Oliver Twist, que quiere ser un gran astrónomo, Mr. Magoo, un casi centenario sastre, amigo de nuestro popular librero desde hace cientos de años, que es más viejo que las carreteras, la ‘llamadora de puertas a deshora’, una pesada pero simpática reclamadora de libros, la tiquismiquis Sra. Dresden. Tampoco podemos olvidarnos de Sioban, una editora digna de tomar parte de la extraña familia que forma parte de Moolight Books, un lugar donde lo más fantástico no son los libros, sino sus personajes.

              El señor Livingstone posee un antiguo y valioso ejemplar en una estantería acristalada del gran explorador del mismo apellido, antiguo familiar, de tiempos prehistóricos, que desaparece de la noche a la mañana. En el mismo instante en que el inspector Loockwood entra por la cantarina y escandalosa puerta para hacerse cargo de la investigación, pone patas arriba la vida de Agnes, que se ha convertido en el hada voladora que camina descalza por nuestra ya conocida librería, y el amor, había entrado en su vida como un elefante en una cacharrería.

Mónica Gutiérrez Artero, la autora del libro

Post scriptum:

              No quiero hacer spoiler, normalmente no lo hago pues, siempre digo la habitual coletilla de, ‘para eso tienes que leer el libro’. Es una novela muy entretenida, que se lee del tirón, realizada por los amantes de las librerías y de los libros, aunque también tiene su lado romántico, (lo siento para los amantes de este género, pero esta parte fue la que menos me gustó), pero sobre todo es una historia feelgood, que te da una sensación de bienestar y optimismo, ese buen rollo que es necesario para este mundo loco en el cual vivimos, que nos hacen desaparecer por unos instante de este delirante planeta, que en ocasiones nos trae de cabeza, porque en este extraño sistema de vida, en ocasiones, podemos disfrutar de una pizca de felicidad. Manda huevos.

              Es una maravillosa novela, que se aleja años luz de esos verdaderos bodrios infumables que hablan de libros sobre libros, demostrando al lector toda la erudición que llevan dentro, una castaña, unos ladrillos de cuidado, unas falsas enciclopedias que te levantan dolor de cabeza, pero este libro es diferente, porque tiene y expone varios títulos que enlazan y conexionan de forma acertada con la narración que estamos efectuando en ese momento.

              Te recomiendo que pases a formar parte de la gente y del ambiente que conforma y aglutina el particular mundo de Moolight Books, que intentes hacerte amigo del eterno aspirante al premio de librero más gruñón del año, que la Sra. Dresden quiera colarse delante tuyo en el mostrador, y que la editora Sioban nunca publique tu libro, porque no le llegas ni a la suela de los zapatos a un tal J.R.R. Tolkien.