Tres años
"La literatura es mi esposa legítima, la medicina mi amante, cuando me canso de una, paso la noche con la otra"
(Anton Chéjov)
Ficha
técnica:
Título: “Tres años”
Autor: Antón Chéjov
Título original: “Tri goda”
Traducción: R.
Galiart
Editorial: Espasa
Categoría: Relecturas
Narrativa
Publicación: 2005
Págs. 155
ISBN: 84-670-1701-5
Encuadernación: Tapa
dura
Lengua: Castellano
Diseño
de colección y cubierta: Estudio Joaquín Gallego
Antón Chéjov nació en la ciudad de Taganrov (Ucrania), en 1860.
Estudió medicina en la Universidad estatal de Moscú, pero pronto decidió
dedicarse de lleno a la literatura.
Escribió obras de teatro
y cientos de relatos breves que se fueron reuniendo en diferentes colecciones.
Entre sus obras dramáticas más importantes se encuentran:
La gaviota – 1896
El tío Vania – 1897
Las tres hermanas – 1901
El jardín de los cerezos – 1904
De su producción cuentística cabe destacar algunas
de las colecciones de relatos más significativas: Los veraneantes y otros cuentos, La mujer del perro y otros cuentos o
La fiesta y otros cuentos, entre otras. Antón Chéjov padeció tuberculosis
durante toda su vida, y murió en el balneario alemán de Badweiler en la noche
del 14 al 15 de julio de 1904.
Está considerado el padre
del relato moderno, es decir, la narración breve en la que el estado de ánimo o
el simbolismo importan más que el argumento.
Durante su época universitaria fue cuando comenzó a escribir relatos y
pequeñas escenas humorísticas que posteriormente publicaría en diversas
revistas. Chéjov nunca llegó a ejercer la profesión de médico de forma
continuada, y debido a la tuberculosis que padeció durante toda su vida se
volcó de lleno en la producción literaria.
A consecuencia de su
débil salud, el escritor se vio obligado a abandonar Moscú para instalarse en
la región de Crimea, de clima más cálido. También viajó por diferentes
balnearios europeos.
Este relato, que fue en
su tiempo desconocido en nuestro país, (publicado en España por vez primera en
1967), se concentran los rasgos más característicos y deslumbrantes de la prosa
de Chéjov, al tiempo que nos ofrece una visión deliciosa, reflexiva y profunda
de la decadente sociedad rusa de finales del S.XIX
(Relecturas Narrativa)
La novela que fue escrita
y publicada en el período que va de 1888 a 1895, arranca con una desgraciada
historia de amor entre Alexei Laptiev,
un joven moscovita, adinerado y burgués con Julia Sergueérovna, hija de un
médico, que no hace más que añorar tiempos pasados. Con este inicio, Chéjov nos
va diseccionando y mostrando cómo era la
sociedad de su tiempo, las terribles diferencias entre clases, donde había
ciudadanos que vivían como auténticos esclavos, contra una burguesía que lo
hacía a cuerpo de rey, no privándose prácticamente de nada. Unos se divertían y
otros trabajaban.
Aunque considero a la
literatura rusa, tanto la pasada como la contemporánea como triste, grisácea y
pesimista en muchos de sus aspectos, con personajes apocados, en esta novela
cabe destacar la gran fisionomía que
hace de sus personajes Chéjov, tanto los principales como los secundarios,
siendo igual de importantes cada uno de ellos.
La sociedad actual no ha cambiado nada desde el
mundo del autor. Gente que no quiere perder sus privilegios, ni evolucionar,
recordando lo importante que es y ha sido su pasado. Esto me ha hecho tener
presente al castellano viejo, y al español que no hace otra cosa que recordar
sus nobles orígenes con el fin de obtener nuevos privilegios.
-“Se
había puesto de moda tener pretensiones. Todo el mundo se atribuía méritos.
Así, desde hacía algún tiempo, Feodor adoptaba actitudes que ya no eran propias
de un simple comerciante, aunque en realidad ya no lo fuera”.
El lenguaje que utiliza en algunos momentos de la
obra, el típico de aquella época, lo considero un poco cursi. He aquí unos ejemplos.
1 -Si
consintiera usted en ser mi mujer, se lo daría todo, todo… No existe nada, ni
puede haber ningún sacrificio que
hiciese por usted. (Con este vocabulario hoy en día, Alexei estaría
considerado como un auténtico pacato.)
Sin embargo hay otros realmente bellos y
metafóricos. – Los hilos telegráficos
zumbaban de un modo lastimero. El bosque, sin embargo, albergaba un silencio
profundo.
… la
copa de los pinos, en la negrura de la noche, parecía el hielo.
2 – Llamarse
así mismo hipócrita y falso al estilo de Moscú. (Según Chéjov, este tipo de
personas eran unos sibaritas
estériles, ya que dicen amar la belleza, y sin embargo no hacen nada para
asegurar su presencia y persistencia en este mundo.)
3 – La amo más
que amo a mi hermana, incluso más de lo que amo a mi pobre padre. Sin ellos
podría vivir. Pero sin usted, la vida ya no es vida para mí. No puedo…
El pesimismo
de Julia Sergueérovna me ha llamado en algunos aspectos poderosamente la
atención: “Seguía lamentándose de la
indiferencia de la vida provinciana, tan mísera en acontecimientos y al
mismo tiempo llena de aburrimiento, donde se vive a lo que salta, en
constante contrariedad, siempre en pecado…”
Adriano Cecioni: Interno con figura (1868)
Clasismo:
Las palabras del doctor a su hija. – “Tú
no le amas, ya lo sabemos. Pero, en cambio, piensa que vas a ser rica. ¡Vaya,
lo bien que vas a estar!”
La educación
para con los hijos: “Las niñas, pálidas y
tristes atemorizadas como cada tarde, como cada anochecer, tanto si se hallaban
en la oscuridad como a plena luz, estaban acurrucadas en una misma butaca,
atentas al menor ruido de la calle. Quizás su padre llegaría de un momento a otro…”
-¿Qué le
debemos a tu famosa estirpe de notables?¿Qué nervios, que sangre nos han dejado
en herencia?
Para
vosotros, en vuestro almacén, me dejasteis sin personalidad desde que era niño,
y ahora ya no hay nada que hacer. Soy vuestro.
De este
modo (Alexei Laptiev)
prohibió pegar a los aprendices y reírse de los clientes.
Una apreciable crítica
hacia su país y su forma de ver la historia: - Me dan asco todas las obras rusas, a excepción del monólogo de Pymene,
de Boris Godunov.
… cuando
lee la historia rusa, ¿no le parece todo muy favorecido, interesante, incluso
genial?
Los cambios
de ánimo entre sus personajes, que deben ser consecuencia de su mala salud,
de su tuberculosis, tocando el tema de la muerte, del final de nuestras días.
-Sí,
pero nadie tiene ganas de morirse- dijo Yartsev en voz baja. ¿Ve usted? Nunca
he leído un filósofo que me hiciera acostumbrar a la idea de la muerte, a la
que considero como la nada y basta. ¡Qué diantre!¡A pesar de todo, todo el
mundo se aferra a la vida!
-Deseo
vivir, soñar, esperar, subirme adonde sea, deseo todo… La vida es corta, amigo
mío. No debemos malgastarla.
No se olvida tampoco de sus vecinos, a los que envía una pequeña andanada de pólvora. – A nosotros, rusos ortodoxos, seres de
generoso impulso, ¿nos puede convenir ese montón de doctrinas alemanas o
judías? Vamos a ver: ni tú ni yo somos en absoluto unos mataperros. Nosotros,
los representantes de una estirpe de comerciantes notables…
Una sociedad que daba a entender hacia donde iba a
dirigir sus pasos, camino de un incierto destino y tremendamente decadente. Nos
encontramos con personas que buscan sobrevivir, con otras que quieren encontrar
su camino en la vida, mientras que unas terceras, las menos, solo buscan
aparentar sin esconder apenas tanto su falta de escrúpulos como su hipocresía. Se
ve claramente representada en la hipocresía
de Panaurov, mediante su red de falsas apariencias. Un libro de fácil lectura
que se puede leer casi de un tirón. Un amor no correspondido, un matrimonio por
conveniencia, que simplemente busca permanecer, pese a la tremenda
incomunicación que existe entre ambos…
…, sobre
todo si con aquel matrimonio podía cambiar su vida melancólica, monótona y
vagativa en el momento en que la juventud empieza a huir, no era más que una
locura, un capricho, una fantasía por la cual quién sabe si Dios podría
castigarla. (Tan solo tiene 21 años y toda una juventud
por delante)
Julia se
encogió de hombros.
-¿Qué
quiere que le diga? Nunca he querido mucho a mi marido. Y, a decir verdad, Olga
es mi primera pasión.
Otro claro ejemplo de la falta de amor y de
compañerismo hacia el esposo y el marido: -
Sin embargo, no tiene carácter. Encárenlo con un insolente, con un
sinvergüenza, y verá que hombre les queda. Perderá su coraje en un santiamén.
Es cierto que los hombres de la especie de su marido son soberbios. Pero no
valen para la lucha ni para casi nada.
Me preguntaba por qué el título del libro es “Tres años”, ¿será por alguna de estas
frases que se encuentran en el mismo?
-Así es
amigo mío. Tengo tres años más que usted y ya es demasiado tarde para forjarse
sueños de amor. (Yartsev)
- Cálido
afecto que sentía por su hermano y que desde hacía tres años parecía haberse
enfriado… (Alexei Laptiev)
-¡Diantres!
Si uno perdonase a todo el mundo, al cabo de tres años ya estaría arruinado.
(Féodor Stéfanich)
Hay dos frases que me han encantado en el
libro.
“Los
sencillos son ricos en ilusiones”
(Yartsev)
“El
hombre nunca está contento con su suerte”
Hay mucha gente poderosa y sin escrúpulos que son unos auténticos insolentes.
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