Las puertas templarias



Los libros de mamá – (1)

Ella viajó al año mil que sigue al año mil  y su espíritu empezó a conocer todas las cosas, penetrando en los secretos que los dioses antiguos poseían...




“Un homenaje a mi madre ya fallecida, a quien eternamente debo agradecer que me inculcase el placer de la lectura, el amor por el maravilloso mundo de los libros y por todo lo que esconden”.

              Me acerqué hasta la gran librería que ocupaba una de las partes del salón de nuestra casa, miré primero a un lado luego a otro y decidí empezar por las estanterías de la izquierda, di unos pasos hacia delante y al azar elegí uno de los títulos allí expuestos. El destino quiso que comenzase con “Las puertas templarias” de Javier Sierra.

              Caray, comenzamos bien, ya que al autor de libro de la misma forma que  me atrae también hay momentos en que me puede repeler, y eso que ya he reseñado varios libros de él en esta bitácora, además era la cuarta vez que lo leía, incluso una de ellas en letra “gorda”, en una de esas ediciones denominadas de fácil lectura, para aquellas personas con avidez lectora y algún que otro problemilla con la visión.

Catedral de Chartres

              Tal y como indica el título del libro nos encontramos con los Templarios, en especial Juan de Jerusalén, (Jean de Avallon), Bernardo de Claraval, el verdadero culpable de la extensión de la orden cisterciense por toda Europa, las Scala Dei, esas escaleras que son puertas hacia el cielo, catedrales y abadías benedictinas construidas a lo largo de Francia en forma de constelaciones como la de Virgo y la Osa Mayor, el siempre manido Libro de Toht, maldito donde los haya, nuestras ya conocidas VírgenesNegras que tal vez sean un culto a la diosa egipcia Isis, el siempre renombrado y único Louis Charpentier, organizaciones secretas que dominan el orden mundial, donde se encuentran infiltrados descendientes de los antiguos nefelim, todos eso sazonado siempre con la fértil imaginación de su autor, que además no se olvida de la mítica búsqueda del Santo Grial.

              Magister comiciani, esos maestros canteros que van construyendo catedrales, poseedores de un conocimiento único que encierran en mensajes escritos en las piedras y vidrieras de sus construcciones que hoy día todavía nos traen de cabeza. Aparecen también en esta historia viejos maestros druidas, con sus eternos conocimientos del bosque y…”de las piedras”, hombres perceptivos capaces de sentir cuando estas puertas celestiales podían ser abiertas, y ya para finalizar a lo largo del libro siempre hay presente un manuscrito, sobre el que prácticamente gira toda la historia, “El protocolo secreto de las profecías”, de Juan de Jerusalén, (Jean de Avallon) el templario, verdadero eje principal de la narración.


Llegados plenamente al año
mil que sigue al año mil.
El hombre conocerá el espíritu
de todas las cosas.
La piedra o el agua, el cuerpo
del animal o la mirada del otro.
Habrá penetrado los secretos
que los dioses antiguos poseían.
Y empujará una puerta tras
otra en el laberinto de la vida
nueva.


Ultílogo:

              Una vez terminada esta entrada en el blog me acabo de dar cuenta por qué el destino me llevó hasta este libro. Ella ahora una vez abiertas las puertas está dentro del laberinto que conduce a una vida nueva, una Scala Dei que la llevará hacia la biblioteca de los libros celestiales, donde leerá sin cansancio por toda la eternidad.


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