Mis días en la librería Morisaki
Mis días en la librería Morisaki – (Satoshi
Yasigawa)
Largo de café: Una jerarquía sentimental, un
maravilloso encuentro.
Volviendo
a las entrañas de Jimbocho
Los libros no tienen ninguna necesidad de ser
excesivamente largos…
“Mis días en la
librería Morisaki se alargaron desde el principio del verano hasta la
primavera.
Vivía inmersa en los
libros de una habitación de la primera planta, en un ambiente sombrío, húmedo,
impregnado por el olor a moho típico del papel viejo”.
Introductio:
A
principios de año, corría el mes de enero nos acercábamos hasta Tokio, la
capital del Sol Naciente, para visitar Jimbocho, el barrio de las
librerías y editoriales más famoso y grande del mundo, ahí página a página
conocimos a Satoru, el propietario de Morisaki, una librería donde se venden
ejemplares de segunda mano, libros a los que se daba una nueva vida en las
manos de nuevos lectores.
Como nos
habíamos quedado con ganas de más hemos vuelto a esta pequeña y conocida
librería para conocer sus orígenes, y la forma, o mejor dicho el motivo por el
cual Takako, la sobrina del propietario entró por vez primera en el ya famoso
(para nosotros) negocio, pisando el conocido barrio de Jimbocho, que desde el
primer momento, empezó a marcar su vida para siempre.
“Tan
solo quería dormir, dormir y dormir. En los sueños no existían los malos
pensamientos. Los sueños eran una miel muy dulce. Y yo era una abeja que giraba
alrededor”.
Argumentum:
Todo vino a
consecuencia de un desengaño amoroso y la pérdida del empleo por parte de
Takako, algo que le hizo volver a casa, retornar sobre sus pasos, encontrándose
con una propuesta del tío Satoru, una propuesta que iba a
rechazar, pero finalmente (por suerte para ella y para el lector) no hizo, y es
justo en ese momento, cuando desde ese tranquilo rincón donde nunca pasa el
tiempo nuestra protagonista se encuentra consigo misma (ya sé que la
frase está un poco mal construida), donde los libros y reconstruirse una y otra
vez ocupan todas las páginas de esta amena historia, además el relato (para
nada largo, el autor nos ahorra esta incomodidad) tiene un punto muy interesante,
“los seres humanos podemos comunicarnos a través de los libros”.
Post scriptum:
Un libro
ameno (esto ya lo he dicho antes), que se lee casi del tirón, sin la necesidad
de extensas líneas que te pierden a las primeras de cambio, sin circunloquios
ni trampantojos, carente de terminachos, eso sí, con varias expresiones en
japonés (hay un glosario al final del libro con el significado de las mismas),
un ejemplar listo para ser leído en casa para relajarse después del ‘puteo
cotidiano’, para nada enciclopédico, breve…, y sobre todo una literatura feelgood,
que te llenará de buen rollo y esperanza, donde nacer de nuevo puede ser
posible.
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