La librería en la colina



        A los amantes de los libros, bibliotecas y librerías, tenemos un problema. Nos tiramos como leones al cuello de nuestras presas cuando vemos que un libro habla sobre nuestro tema favorito. Eso es lo que me ha pasado con el título de este libro. ‘La librería en la colina’, de Alba Donati.

      El argumento es bien sencillo. Trata sobre la fundación y el día a día de “Sopra la Penna”, una librería (muy pequeñita) que está situada en Lucignana (Italia), donde solo puede entrar un máximo de 4 personas -no caben más-, en un pueblo de solo 180 habitantes, situándose para el público en general entre las 20 librerías más fascinantes de Europa, casi nada, sobre todo para una librería que fue abierta en 2019 y que ‘se comió’ por completo toda la pandemia, que resultó ser un desastre sanitario y económico para todo el mundo en general.

      El libro está escrito a modo de diario y biografía, tanto familiar como de algunos de los habitantes más representativos del lugar, es decir Lucignana y alrededores, donde reside gente de los más normalita hasta… extranjeros adinerados que han comprado ‘su casita’ en la zona, no sabiendo de que coño viven, como no lo dice en alguno de los casos, suponemos entonces que son rentistas.

     Hasta este punto vemos que todo va bien. Entiendo que la vida de un librero está exenta de peligros y emociones fuertes, un trabajo considerado como ‘deporte de bajo riesgo’, donde la integridad física del mismo no corre peligro alguno, salvo en el caso de Lucignana, porque al estar situada en las alturas puede ser que un cliente malhumorado te tire un libro bien gordo a la cabeza, o en el peor de los casos, un visitante decepcionado por los títulos allí expuestos, te empuje en caída libre montaña abajo.

         Empecé la lectura muy emocionado y, con el paso del tiempo fue perdiendo fuelle, desviándome hacia otras lecturas similares como la de ‘Hózuki, la librería de Mitsuko’, que me resultó más amena. Bueno, continuando con el tema que nos trae, la lectura perdió emoción, se fue desinflando como un globo de feria, resultando en algunos largos momentos aburrida con tanto tran-tran. Algo parecido me pasón con “Diario de un librero”, (no os pongo este enlace en el blog porque no 'chuta' bien) título que la autora menciona en el libro y, libro que le piden bastantes clientes por correo, así que, mi opinión es que pasó de ser un título redondo para leer a uno picudo.

Ultílogo:

      Ad rem, vayamos al grano, soltando aquí de golpe y porrazo mi visión general del mismo, dejándonos ya de tanta monserga, pues creo que estoy resultando un poco -mucho- cansino. No me ha gustado el estilo con que está escrito -para mi gusto-, es plomizo, ella va de guay, dando a entender que sus gustos son de lo más chic, lo último, tanto culturales, como personales. ¡Vamos chicas, seguidme, que soy de lo más moderna! No necesitamos ir a ningún cursillo tipo zen para entender de que va este rollo.

         Se monta un negocio mediante un crowdfunding, la gente dona la pasta gansa, y a mi entender no se lo agradece, por lo menos ella no lo explica en el libro. Segundo paso, tiene la mala suerte de que se le quema el chiringuito, perdón, he querido decir la librería, otro crowdfunding de los cojones por la cara, y no dice para nada (otra vez) que les entrega a cambio a los señores y señoras donantes.


Alba Donati, la autora de este libro y propietaria de "Sopra  la Penna"

         La cosa no queda ahí, ya que pide los libros gratis, otra vez by the face, con todas sus narices a los editores, con la suerte (joder, a este paso que haga una ‘Primitiva’ lo mismo acierta) que la mayoría de los mismos acceden a sus peticiones, que suerte, eso díselo tú a un librero de barrio que se lo curra todos los días de narices, por amor a la patria, que tiene una valentía y unos cojones más grandes que el caballo de Espartero, ojo, hay excepciones, dos editores se niegan al deseo-petición-caradura de la misma, y la ‘colega librera’ les pone de vuelta y media. Mira chica, nadie tiene la obligación de regalarte nada, el gratis total no existe, en este caso libros, porque tu no los regalas, sin olvidarnos tampoco del voluntariado laboral que le hacen en la cabaña librera, mientras tú, te dedicas al cultivo de las rosas. Esto último es una ironía en imitación a las que le gustan a Alba Doneti, la mujer que tiene encaramada una librería en el pico de una montaña.


Sopra la Penna, la librería protagonista de la entrada de hoy


Post scriptum:

         Finalizo esta reseña con una conclusión final. El libro ha gustado horrores al público en general, felicito a la autora, ojalá yo pudiera decir lo mismo. Entiendo que puedo ser uno de los poquitos seres raros y extraños que, en este mundo mundial, sea una de las poquitas excepciones a las que el libro le ha resultado ni fu, ni fa, así que, os digo una cosa y sin ánimo de acritud. Esta es solo mi opinión y, me gustaría que fuese respetada, al igual que yo respeto la tuya, porque en estos blogs dedicados al mundo del libro, que nadie lee, donde unos cuantos friquis y chiflados expresamos nuestra cosas de forma silenciosa, se están volviendo como lo que antes se llamaba Twitter,  y ahora la mierda de X (menuda denominación), un mundo donde la gente no respeta la opinión ajena, mostrando un encabronamiento general con el resto del planeta Tierra. Espero que la inteligencia de unos pocos, salven a este extraño mundo de la extinción general. Deseo que esto no suceda nunca, por el bien común de todos.

Nota: Mi mujer es de un precioso pueblo astur de tan solo 35 habitantes, encaramado en los bellos montes astures, donde los hermosos siete verdes resaltan el color de esta noble tierra. Yo también quiero poner una librería allí. Se aceptan donaciones de toda clase, yo no voy a ser menos que Alba Donati. Doy las gracias de antemano. Estaréis invitados a un buen potaje de berzas y vino de la Tierra de Cangas también, por supuesto, la sidra, corre de mi cuenta…

         Ser felices.



 

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