Desgracia


Tópicos típicos, típicos tópicos:

 

            Se suelen decir varias frases dentro del mundo de los lectores sobre nuestros amados libros, unas muy típicas y otras demasiado tópicas. Veamos dos ejemplos para que el ‘asunto’ quede aclarado. Es lector quien escoge los libros, no el autor a sus lectores. La segunda es más o menos por el estilo. Es el autor quien escoge a su escritor, pues escribe en exclusiva para él.

            He decir que al final ni una cosa, ni otra, menuda ‘hostia’ literaria -hablando mal y bien- me he pegado con la lectura de este libro, el cual esperaba mucho de él y, no he recibido nada a cambio. Sigamos con los tópicos. Me enganchó desde las primeras líneas. Este título de ‘Desgracia’, ni me enganchó, ni me motivó ni me atrapó, ni nada de nada. La lectura se convirtió en una verdadera desgracia desde las primeras líneas.

            Un protagonista terco, anticuado, soberbio, machista, elitista, pasado de época, feudalista y me voy quedando corto, que me ha caído gordo, desde un principio. Una situación, junto a un país que en mis pensamientos está bastante lejano, con una problemática que siento mucho decirlo, ni me va, ni me viene, dándome igual que me acuséis de insolidario. En la misma Europa hay mogollón de temas interesantes para realizar un buen argumento literario, pero, sinceramente, la historia me ha resbalado desde el comienzo, y tengo que decirlo, hay que joderse, porque era el libro que tocaba este mes para el Club de Lectura al cual pertenezco y participo, pero no llegó a mi espíritu lector de la forma adecuada. En otro tiempo me hubiera cabreado, pero ahora no. Hay muchos libros que leer para el corto período de vida que tenemos. En la eternidad y, disfrutando del cielo de los libros, lo miraré de otra manera.

J.M. Coetzee


Ad rem: (Vayamos al grano)

            Eso es, vayamos al grano y dejemos de enrollarnos como persianas, pero sino realizaba esa larga introducción, reventaba.

            Al destaparse su relación con un alumna, el protagonista, catedrático universitario en un campus de Sudáfrica, en un acto de soberbia, decide renunciar a su puesto antes que disculparse en público. En una huida, que para mí es hacia la nada, queriendo olvidar un tema que siempre tiene presente, va a visitar a su hija Lucy, que vive en el campo, donde los códigos de comportamiento, ya sea en blanco o en negro, han cambiado. Surge una tarde de violencia implacable, donde todas las creencias del protagonista se hacen añicos. Fue llevada al cine en el año 2008 de la mano de Steve Jacobs, protagonizándola John Malkovich.




            Coetzee ganó el Premio Nobel de Literatura en el año 2003, convirtiéndose en el cuarto africano que lo recibía, además ha sido galardonado dos veces con el Booker, una de ellas en el año 1999 por este título. Está influenciado por Samuel Beckett, Fiodor Dostoevsky, Daniel Defoe y Kafka.

En la novela:

            No tiene ningún respeto por las materias que imparte, no consigue causar ninguna impresión en sus alumnos. Siente que la institución, el profesorado, camina hacia un cambio y, que, además, está emasculada.

            Es un inmovilista, que no quiere, ni desea, ningún tipo de cambio en su status de catedrático, emergiendo en el la prepotencia y, sobre todo, la soberbia. No le gusta que le aclaren las cosas, ni que se las digan a la cara, faltaría más, ya que él es el señor profesor. No acepta el consejo ni de sus propios compañeros.

            El autor, al principio de la historia, hace la comparación del personaje protagonista con Lord Byron y sus amores con Lady Caroline Lamb, que se ponían verdes en público, para después en privado, prometerse un amor eterno. Byron jamás reprimió sus deseos y era tremendamente orgulloso, como David Lume, un hombre sin sentimientos y emociones para con los demás, pero también es algo muy clásico a lo largo de la historia humana. El grupo que está en el poder, subordina al resto, explorando sus necesidades emocionales, una forma muy particular de violencia. Una sociedad en continuo cambio a raíz del apartheid, donde el protagonista ni acepta, ni quiere entender, pasando una cosa por alto, nadie es demasiado mayor para cambiar, pero también un grito al deseo, un deseo que se va muriendo, pero al que se aferra como si fuera un gancho ardiendo. Yo lo veo como demasiada vanidad por su parte, con una personalidad digamos que, demasiado genitalizada. No solo eso, a pesar de su trabajo como catedrático, es una persona que, en el fondo, le cuesta comunicarse.

            Finalizando ya la reseña comentar algunos matices finales del protagonista. Durante el juicio por acoso muestra una prepotencia que va en aumento, por eso sus compañeros se ven obligados a comentarle lo siguiente. ‘Nuestra obligación (deber) estriba en defenderle de sí mismo, en protegerle a usted de sí mismo.

¿Y ahora quien es el idiota?

            También se vieron obligados por las circunstancias a contestarle con otra frase típica – tópica, tal y como comentábamos al principio. ‘La dicha no solamente está en echar un buen polvo, creo que la vida también tiene otras muchas satisfacciones’.

            David Lume creía estar en posesión de todo hasta decía… ‘la belleza no es dueña de si misma’. Se creía Byron, pero le llegaba ni a las suelas de los zapatos.

 

Frases del libro:

            Estas son algunas que me han llamado la atención.

La venganza es como el fuego. Cuanto más devora, más hambre tiene.

Pasada cierta edad, todas las aventuras van en serio. Igual que los ataques cardíacos.

Ese es su temperamento. Su temperamento ya no va a cambiar: es demasiado viejo. Su temperamento ya está cuajado, es inamovible.

Porque la belleza de una mujer no le pertenece solo a ella. Es parte de la riqueza que trae consigo al mundo y, su deber es compartirla.

 

Club de Lectura Gijón-Sur

  

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