El infinito en la palma de la mano

 


El infinito en la palma de la mano – (Gioconda Belli)

 

Largo de café: Retornando a aquellos lejanos días.

 

Creí que la noche era la muerte

 

“De vez en cuando se giraba de súbito esperando sorprender al Otro cuya presencia era más leve que el viento, aunque se le parecía”.

 

Introductio:

   La Biblia y en especial el libro del Génesis (el primero de los sesenta y seis de los cuales se compone), el que habla del principio de los primeros tiempos de los tiempos, solo menciona a nuestros primeros padres en cuarenta versículos, no está nada mal para lo extensa que es (perdonarme la ironía),  y después de eso nada, una oscuridad total al respecto. ¿Qué sucedió después? Sí, el después siguiente, ese que siguió o sucedió tras desobedecer a Elohim (Elokim para la autora), y comer el fruto del conocimiento del bien y del mal.

    Esa manzana (higo) o lo que fuera, eso da igual, dicen que trajo la confusión a este mundo actual, del cual alguno ya está cansado de discurrir, debido a los acontecimientos que se viven, por lo cual tuvieron que abandonar su Edén, y empezar a buscarse la vida de una manera que nunca imaginaron, trabajando de sol a sol, y dar a luz con dolores, sin olvidarnos tampoco que conocerían la enfermedad y sus consecuencias, era pasar del sueño a la pesadilla. Todo el relato está escrito en una constante poesía que relaja la tensión existente en el relato.

“Nunca habría sabido cuánto me gusta cuando te deslizas como pez dentro de mí para inventar el mar”.

   Leer este texto es volver al principio de los tiempos, es volver a un pasado que siempre ha estado muy presente, un pasado que nunca se va, porque siempre ha estado aquí, donde de forma constante se repite una pregunta. ¿Por qué lo hicieron? ¿Mereció la pena desobedecer a Elohim? Adán y Eva descubriéndose así mismos, conociendo el amor, el placentero sexo, al mismo que tiempo que sus imperfecciones, antes escondidas, desaparecidas debido a la casi perfección con que la fueron construidos, pero sobre todo sufriendo ese castigo que les trae de cabeza, hasta el momento en que les llegue la muerte.

   -“Creí que la noche era la muerte. La muerte nos asusta porque no sabemos lo que es. -Y ¿cómo haremos para morir? No será fácil dijo Eva, desconcertada. -Tengo una idea. Subiremos esta montaña -dijo él, recomponiéndose animado por su determinación”.

   No están solos, con el tiempo son padres de dos pares de gemelos, que tendrán que casarse entre sí para seguir repoblando la tierra, ese es otro mandato divino que tendrán que obedecer, porque el paraíso también a quedado vedado para sus descendientes, es la imperfección heredada, y los celos hacen mella en la familia, hasta que sucede lo imprevisible, un imprevisible que todos conocemos (sabemos desde los más lejanos y remotos tiempos), porque es una de las historias más contadas.

“Luluwa abrió la boca. No salió ningún sonido. – Caín golpeó a Abel ya no hace ruido. Está en el suelo, con los ojos abiertos”.


Gioconda Belli, la autora de este poético y bíblico relato, creadora también de otros textos como 'La mujer habitada' o 'Un silencio lleno de murmullos'.

Ultílogo:

   Vuelvo a repetir que es un relato lleno de poesía, una narración con una primer parte que puede resultar un poco pesada (parece que estamos en clase de don Procopio, nuestro profe en la universidad de historia de las religiones, pero con más musicalidad), pero la segunda parte lo compensa todo, con un final  que es precisamente eso ‘el final’, con tambores y trompetas, lleno de amor, humildad, humanidad, con un lenguaje fácil, sencillo de entender (para nada enciclopédico), nada complicado de seguir, y eso que el tema puede resultar pesadito y ambiguo de narices, e incluso nada atrayente, para salir huyendo a las primeras de cambio. Un relato que a pesar del paso del tiempo, sigue siendo muy contemporáneo.

  Hay otr a cuestión más que no quisiera pasar por alto. Veo al Otro, por lo menos eso me parece a mí como un ente extraño, oscuro y lejano, un poco ambiguo, mientras que la Serpiente está bien posicionada en la representación de sembrador de la duda, bien preciso en sus palabras, sin vacilar en absoluto, bien consciente del rol que tiene asignado en la historia, o tal vez… tenía bien claro que papel quería desempeñar en la historia de la humanidad.

-¿Volverán al Paraíso? ¿Y después qué? ¿Se preguntarán qué hay más allá? ¿Se aburrirán?

 

Club de Lectura Asempa.



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