El tren a Burdeos
Corto de café: Viajando en un tren nocturno a Burdeos en
compañía de Marguerite Duras.
‘Una
vez tuve dieciséis años. A esa edad todavía tenía aspecto de niña. Era al
volver de Saigón’.
Los tórridos encuentros suelen
ocurrir en los lugares más inesperados…
En un vagón de tercera y viajando
por la noche pueden suceder muchas cosas, un ejemplo muy claro podían ser las
miradas furtivas que se dirigen los viajeros, también las conversaciones
insignificantes que llegan a tener un resultado o consecuencias inesperadas,
con un destino final en la ciudad de la luz, la hermosa París. Como recuerdo un
encuentro rápido y fugaz con trayecto a la famosa capital francesa, siempre en
boca de todos. Finalmente, cuando la viajera abre los ojos, un asiento vacío
junto a unas caricias que tardarán en ser olvidadas y una juventud que nunca
volverá.
“Hubo un largo momento en que no ocurrió
nada, salvo el ruido del tren”.
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